Granos

Ganadero, este es el plan

Por Marianela De Emilio I Analista del Mercado de Granos y Docente de Agroeducación

Argentina, conocida en el mundo entero por sus asados, entra en debate ante los decretos firmados por el ejecutivo nacional, que reducen el volumen de carne a exportar hasta fin de año, tras haber cerrado las exportaciones de carne por un mes. Uno de los argumentos para estas medidas, respecto a evitar suba de precios locales, para dar mayor acceso al consumo local, ha sido fuertemente cuestionado, debido a la reacción inversa en el mercado, con precios que no han dejado de subir. Por otro lado, la situación ha puesto en boca de todos el tema ganadero y la necesidad de un plan a mediano y largo plazo.

Parte de la historia productiva del país, cuenta como grandes extensiones de campos dedicados a ganadería, pasaron a ser agrícolas, cambiando pasturas por granos. En el siguiente gráfico se observa como las últimas dos décadas han sumado a la agricultura más de 9 millones de hectáreas, lo que representa un crecimiento del 56% en superficie sembrada con cereales y oleaginosas. Si la superficie que ganó la agricultura, fue perdida por la ganadería, hablamos de buenos campos, que desplazaron la ganadería a zonas marginales, es decir, campos no agrícolas. Esto no significa que la producción ganadera tenía que disminuir, sino que cambiaba la forma de producir carne, para sostener la producción en campos de inferior calidad. Vemos en el gráfico que desde el 2000 hasta 2009, la producción de carne fue en aumento junto al crecimiento de superficie sembrada, y fue en 2010 cuando se observa un recorte productivo de casi un millón de toneladas, debido en gran medida a los conocidos ROEs rojos, que, a partir de 2008, se establecían como una herramienta de monitoreo para asegurar el abastecimiento interno y autorizar exportaciones confiables, muy similar a lo que ocurre en la actualidad. La medida genero desincentivo a la producción y, con menor oferta, los precios al consumidor tomaron caminos de subas a más del 70% anual.

Hoy se habla mucho del estancamiento del stock ganadero, y de incentivar a través de un plan ganadero, a elevar ese stock en el mediano y largo plazo. Sin embargo, en el siguiente gráfico, vemos que el stock ganadero, que iba en aumento a pesar de su desplazamiento por la agricultura, alcanzó en 2008 casi 59 millones de cabezas, para desplomarse los tres años siguientes, perdiendo casi 10 millones de cabezas, es decir, 17% de las existencias que había en 2008, previo a la resolución que establecía restricciones a la exportación de carne. A partir de 2011, comenzó un lento camino de recomposición del stock ganadero, en las barras del grafico se observa el resultado de restar al número de terneros nacidos por año, el número de cabezas faenadas, y el balance a partir de ese año comenzó a ser positivo, marcando que hay clara intención de agrandar los rodeos. En tres años se destruyó una cantidad de stock, que diez años después, apenas se ha recuperado en la mitad de lo perdido, con serias dificultades financiera e impositivas, para apostar por agrandar los rodeos a pasos más largos que los que muestran las barritas celestes.

Vimos entonces que la producción de carne y el stock ganadero, se sostuvieron en crecimiento, hasta que una resolución nacional obstruyo el libre mercado, y causó los recortes mencionados. Esto demuestra que la vocación productiva solo necesita de un panorama comercial claro para funcionar y crecer naturalmente.
Por último, veamos la diferencia entre la evolución de productividad del productor agrícola, medido en quintales de granos cosechados por hectárea, y la evolución productiva del ganadero, medida en kilos de carne de res con hueso, producida por cabeza del stock nacional. En el gráfico vemos la evolución de la productividad agrícola y pecuaria de las últimas dos décadas, y, según la línea de tendencia, ambas tienden a crecer, solo que la agricultura gana proporcionalmente mayor cantidad de quintales por hectárea, pasando de 39 a 45 qq/ha en dos décadas, 14% de crecimiento, comparado a los kilos ganados por la ganadería, que paso de 55,5 a 58,2 kg de carne/cabeza, menos de 5% de crecimiento en los últimos 20 años.

El lento crecimiento de stock y productividad ganadera, se relaciona con limitaciones que atraviesan la gran mayoría de establecimientos de pequeña, mediana y gran escala. Según un diagnóstico publicado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, las mayores limitantes, en establecimientos de cría, se dan por la baja adopción de tecnología, y la falta de infraestructura, limitantes muy ligadas al acceso a financiamiento y reglas impositivas y comerciales claras, que acompañen el desarrollo y crecimiento de cada empresa, para apostar a producir más y mejor.

Conclusiones: Ganadero, el plan para desarrollar el negocio de la carne, viene de la mano de políticas públicas que apuesten a producir más, no a vender menos. Con un stock nacional, que se recuperaba a duras penas, después de la gran liquidación de 2008-2010, y una producción que se sostenía en lento pero constante crecimiento, intervenir las exportaciones, con la promesa de elevar la oferta local de carne y evitar subas de precios, solo demuestra que es un plan electoral, por ende, un plan de corto plazo, que tendrá consecuencias en el mediano plazo.
Las apuestas productivas en agricultura tienen un horizonte de seis meses, desde la siembra hasta la cosecha, mientras que, en ganadería, sobre todo en los sistemas de cría, que es donde se genera el aporte de terneros, tienen un horizonte de al menos dos años, desde que la vaca queda preñada hasta que el ternero alcanza su peso para ser recriado. Esto marca diferencias muy grandes a la hora de invertir, según las expectativas de mediano plazo. Malas expectativas hoy, se verán dentro de dos años, en menor número de cabezas, menor producción y mayores precios.

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