La actividad caería el 5,0%
Salvador Di Stefano – Director de AgroEducación
Durante el año 2022, el producto bruto interno de Argentina creció 5,2% de forma interanual. Dicha expansión se dio luego de una caída del 9,9% en el año 2020, producto de la pandemia, y de una posterior recuperación de 10,4% en el año 2021. Si se compara únicamente el último trimestre del 2022 con el último trimestre del año anterior, el crecimiento se reduce al 1,9% mientras que, si se analiza la evolución de los dos últimos trimestre del año, a través de la serie desestacionalizada, para quitar cualquier efecto estacional, la variación es negativa en un 1,5%.
Si bien en el análisis de los últimos 3 años podemos decir que el balance fue positivo, hace desde el año 2011 que la economía argentina transita un estado de estanflación, es decir, estancamiento con alta inflación. Las proyecciones para el año 2023 muestran que Argentina seguiría en el mismo estadío. Si analizamos el arrastre estadístico que dejó el PBI en el año 2022, el mismo es negativo en 1,8%. Esto quiere decir que, durante este año, de mantenerse estable la evolución de las principales variables económicas, la actividad se contraería un 1,8%. El arrastre estadístico que muestra el EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) también es negativo y asciende al 2,0%. Por su parte, las estimaciones de los principales analistas económicos son un tanto más pesimistas. Prevén que el PBI podría caer hasta un 5,0% a lo largo del año 2023.
Como si todo esto fuera poco, el año 2023 es año electoral, situación que complejiza y mucho el panorama. A 90 días de que cierren las listas para presentar los candidatos, Mauricio Macri anunció, a través de un video en sus redes sociales, que no será candidato a presidente. No creemos que la fecha en la que el anuncio fue realizado haya sido casual. El ex presidente decidió mover primero una pieza, abriendo el juego al resto de los partidos políticos. Ahora la pelota está del lado del oficialismo. Todos se preguntan quién imitará a Macri, quién será la figura que esté dispuesta a dar un paso al costado.
Durante este año es inevitable hablar de política en cada análisis económico que se haga, ya que, cada movimiento que ocurra en el plano político, tendrá repercusiones inmediatas en el plano económico. Una vez conocido el anuncio del ex presidente se especuló en cómo abrirían los mercados al día siguiente. Desde nuestro punto de vista, la decisión de Mauricio Macri fue acertada pero, con el diario del lunes, podemos decir que no tuvo grandes repercusiones en el mercado. Para sacar mayores conclusiones, debemos esperar a que los otros partidos políticos muevan sus fichas también.
Con respecto a la variación de precios, febrero 2023 fue el primer mes que la inflación anual cruzó la barrera de los tres dígitos. Se pensó que llegaríamos a una inflación anual superior al 100,0% antes de finalizar el año 2022. Si bien eso no ocurrió, tampoco demoró mucho en llegar. Generalmente, por cuestiones estacionales, en marzo se suele experimentar la inflación mensual más elevada del año. En este caso las principales proyecciones oscilan entre un 7,5% y 8,5%. Si nos remontamos a lo que ocurrió entre febrero y marzo del año pasado, la inflación mensual de febrero fue 4,7% y la de marzo 6,7%. Bajo el supuesto de que la historia se repite, si en febrero experimentamos una inflación mensual de 6,6%, en marzo, deberíamos esperar una inflación mensual 2 puntos porcentuales superior, es decir, 8,6%, incluso por arriba de las estimaciones más pesimistas. Suponiendo que se da el peor de los escenarios, la inflación anual ascendería a 106,1%. De todas formas, punto más o punto menos, la situación es muy delicada. Vamos a tener que enfrentar inflación anual de 3 dígitos a lo largo de todo el año 2023. Tampoco descartamos que los primeros meses del año 2024, es decir de un próximo gobierno, sean muy cuesta arriba. Va a ser muy difícil que la próxima gestión no experimente inflación elevada, al menos, durante los primeros meses de mandato.
Con respecto al próximo gobierno, suponiendo que gane la oposición, para el dólar oficial y la inflación planteamos 3 escenarios diferentes. Los 3 panoramas repiten la situación hasta noviembre de este año de una tasa de devaluación mensual similar a la inflación mensual, en torno al 6,0% – 7,0%. Las divergencias aparecen a partir del último mes del año, es decir, con la asunción de un nuevo presidente.
La primera situación supone que, durante el primer trimestre del año 2024, la devaluación e inflación mensual continúan en torno a los valores anteriormente mencionados. De esa forma, a marzo del año próximo, tendríamos un dólar mayorista en torno a los $ 420,00 y una inflación acumulada 12 meses levemente superior al 100,0%.
El segundo escenario plantea que, en diciembre 2023, el nuevo gobierno decida llevar adelante una devaluación mensual en torno al 30,0%, seguida de otra del 10,0% en enero, para luego estabilizarse nuevamente en el 6,0% mensual. En este caso, a marzo del año próximo, el dólar oficial ascendería a $ 535,00 aproximadamente. Inevitablemente, devaluaciones de esas magnitudes, tendrán consecuencias inmediatas en el IPC. Es probable que, frente a una devaluación mensual del 30,0%, experimentemos una inflación mensual en torno al 18,0%, al mes siguiente se aproxime al 15,0%, en el tercer mes baje al 10,0% para luego, estabilizarse en torno al 8,0%. De esta forma, a marzo 2024, estaríamos experimentando una inflación anual superior al 150,0%.
Por último, un escenario más extremo, en el cual la devaluación que decida llevar adelante quien asuma la presidencia sea del 50,0% para un único mes, implementando devaluaciones en torno al 20,0% y 10,0% en los meses subsiguientes. En este caso, deberíamos esperar un dólar mayorista en torno a los $ 700,00 llegado marzo 2024. La repercusión en la inflación será directamente proporcional al escenario anterior. Frente a una devaluación mensual del 50,0%, no podemos esperar una inflación mensual menor al 20,0%, al menos por los próximos 2 meses. En este caso, la inflación anual al finalizar el primer trimestre del año 2024 sería superior al 230%.
Más allá de cuál sea el camino a seguir por la próxima gestión presidencial y cuáles terminen siendo los número exactos, lo que pareciera inevitable es llevar adelante una devaluación, lo cual tendrá consecuencias inmediatas en la inflación.
Frente a esta conclusión lo que preocupa, y mucho, es que los partidos políticos no parecieran estar mostrando planes económicos que atiendan tanto a la macroeconomía como a la microeconomía. Da la impresión que todos están mirando la parte macro, sin prestar especial atención a las consecuencias negativas directas que pueda llegar a tener en la microeconomía.
Salvador Di Stefano – Director de AgroEducación
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