La perspectiva de corto plazo muestra una oferta ganadera en declinación
Por Ignacio Iriarte | Analista Mercado Ganadero
El consumo ha mostrado ya en dos oportunidades en las últimas semanas que es capaz de poner un límite a los precios de la carne al mostrador, pero está pagando valores que en los últimos doce meses han subido bien por arriba de la inflación y de la evolución de los salarios.
El año ha comenzado con una oferta ganadera inferior a la de enero del año pasado y a la de diciembre último. El consumo ha mostrado ya en dos oportunidades en las últimas semanas que es capaz de poner un límite a los precios de la carne al mostrador, pero está pagando –en medio de la crisis– valores que en los últimos doce meses han subido bien por arriba de la inflación y de la evolución de los salarios.
La exportación está activa (China, Estados Unidos, Israel, Unión Europea), limitada por la falta de vacas y novillos pesados, con la atención puesta en un tipo de cambio real que se deteriora semana a semana, pero con una libertad para vender al exterior como hace muchos años no se veía.
La eventual suba de las retenciones al 15% erosionará adicionalmente la competitividad que tenía el sector originalmente en diciembre pasado. El mercado internacional sigue tomador de altos volúmenes, pero a precios mediocres. Ayuda la reciente suba de los precios del novillo en Australia, Uruguay y Brasil.
Una oferta ganadera baja, que evita una caída importante de los precios de la hacienda en términos reales. Fuerte aumento de los costos de producción ganaderos. Un consumo y una exportación que van encontrando cuáles son los límites.
La perspectiva de corto plazo muestra una oferta ganadera en declinación y con la ampliación de la brecha, un mercado cada vez más atento a una eventual corrección de la cotización oficial del dólar hacia fines de febrero o marzo.
CICLO GANADERO
¿En qué momento del ciclo ganadero estamos? En el 2023 se registró una faena alta, con una extracción (faena/stock) del 26,8%, que caería en el 2024 al 25,5-26,0%. La fase de liquidación viene morigerándose en los últimos meses, y a partir del otoño próximo probablemente entremos en una fase de equilibrio. Que comience una etapa de retención dependerá de los precios reales de la hacienda, del clima y de las expectativas políticas e institucionales. De entrar en una fase de retención, la faena podría caer por debajo de los 14 millones de cabezas.
En el año 2024 la faena va a caer con respecto al 2023 por dos motivos. El primero, porque se acabará la liquidación –corta e intensa– que tuvimos en el 2022/23 y el segundo, porque a partir de mediados de año se comenzará a sentir en la oferta el menor destete 2024, que hoy estamos estimando en unos 850 mil terneros inferior al del otoño 2023. La faena del 2024 podría ubicarse en el orden de las 13,5 a 13,7 millones de cabezas, que con un peso medio de 234 kg determinaría una producción de carne vacuna de alrededor de 3,16-3,20 millones de toneladas. Las exportaciones podrían ubicarse en 1 millón de toneladas y el consumo local podría estar alrededor de las 46–47 kilos per cápita anual.
Para el 2024, y con respecto al año que acaba de terminar, puede esperarse una faena algo mayor de novillos –cuya oferta cayó mucho en el 2023– y una faena más baja de vacas, al salirse de la fase de liquidación del ciclo. La faena de vaquillonas –muy alta en el 2023– caería durante el año que acaba de empezar, lo mismo que la matanza de novillitos. La faena de terneros, machos y hembras, en declinación hace varios años, caería nuevamente en el 2024.
Todos estos pronósticos podrían tener que modificarse si a partir de mediados de año, como indican varios modelos climáticos, comienza a instalarse nuevamente en el cono Sur el fenómeno de “la Niña”.
Todo indica que el año próximo se exportará más y se consumirá menos, que se pasará a recrías a pasto más largas y períodos de terminación a corral más cortos, que el ternero seguirá muy buscado y tendrá un sobreprecio importante en relación con el gordo.
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