Por Ignacio Iriarte | Analista Mercado Ganadero
En menos de un mes, el precio de la hacienda sube un 60%, y los errores no forzados del Gobierno (dólar maíz, devaluación, amenazas de cierre de exportaciones) logran adelantar para agosto la restricción de oferta que se esperaba para septiembre, con el comienzo de las lluvias.
Hay una oferta mucho menor de novillos y vacas, y muchas empresas exportadoras adelantan vacaciones o reducen la faena a un menor número de días a la semana: la suba del precio de la vaca y del novillo supera con creces los beneficios de la devaluación.
La hacienda no está y no vale la pena presionar sobre una oferta tan reducida.
Con algunas semanas de adelanto, y pese a la falta de lluvias, la restricción de oferta que se esperaba para el principio de la primavera ya está entre nosotros.
La incertidumbre por las medidas del Gobierno, por la devaluación y por el resultado de las elecciones también contribuye a que haya una oferta ganadera irregular, pero que se ubica claramente un escalón por debajo de unas semanas atrás.
El nivel actual de precios reales, de mantenerse, es inesperadamente alto: en los últimos 12 meses el novillo en el mercado agroganadero de Cañuelas subió un 185%, contra un aumento del 120% del IPC.
La restricción de oferta y la firmeza de los precios podrían mantenerse si se producen lluvias “generalizadas, abundantes y sostenidas”, y si el panorama electoral sigue incierto.
El alto costo de la reposición también contribuye a la restricción de la oferta ganadera.
Se trata de un cóctel explosivo, que el Gobierno con sus errores contribuyó a elaborar durante estas últimas cuatro semanas; lo que se esperaba para septiembre llegó en agosto.
No habría que dejarse engañar por la ilusión monetaria, pero estos precios de la hacienda resultan –en términos reales– similares a los del otoño de 2022, que fueron de los más altos de la historia.
De todos modos, habrá que ver si a estos valores de la hacienda no se los come el “fogonazo” inflacionario en las próximas semanas.
Además, habrá que esperar la respuesta de los consumidores, con precios al mostrador 60% más altos que hace un mes.
Y también el comportamiento de la exportación que, dado el nivel de pérdidas operativas que está sufriendo con los nuevos precios de la vaca y del novillo, seguramente reducirá su demanda de estas categorías.
De cualquier manera, por varias semanas prevalecerá una oferta reducida y una marcada incertidumbre.
Con la llegada de las lluvias, y la continuación del proceso devaluatorio –que recién empieza–, el mercado se complicará aún más que ahora.
Veremos cómo será este país y la ganadería cuando se acaben los dólares en serio.
ACTIVIDAD EN LOS FRIGORÍFICOS
En julio cayó la faena diaria de vacas (-11%) y de novillos (-10%) con respecto al mes anterior, siendo leves las bajas con respecto a junio en el nivel de vaquillonas y de novillitos.
En agosto se estaría acentuando la caída de la oferta de novillos y vacas. El acumulado de enero-julio, muestra un aumento de la faena del 13% con respecto a los primeros siete meses del año pasado.
La matanza de vacas refleja un preocupante incremento del 18%, y la de vaquillonas un 15%.
La faena de novillos, siempre en el período enero-julio, muestra un aumento del 4,5%, y la de novillitos un 15,2%.
La producción de carne vacuna ha caído más (10%) que la faena, al bajar el peso medio por animal faenado de los 230 kilos en enero-julio del 2022, a los 226 kilos este año, índice muy afectado por la alta proporción de vacas y novillos livianos en la faena.
Por Ignacio Iriarte | Analista Mercado Ganadero
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