Dólar-Soja: Después de mí, el diluvio
Por Manuel Alvarado Ledesma | Docente de economía y de agronegocios
Las recientes mediadas que entran en vigor hoy lunes se muestran como regalos del Estado.
Lamentablemente, todo regalo que viene del Estado es, per se, una pérdida para el conjunto.
En definitiva se trata de vaciar un balde para llenar otro. Y en el traspaso, hay agua que se pierde. Más grandes son los baldes, mayores son las pérdidas.
Estas medidas, en rigor, se refieren a anticipos de liquidaciones, que seguramente no tendrán el éxito de las versiones anteriores. Porque generan expectativas de nuevos “alicientes”.
Se trata de un mecanismo para fomentar una mayor liquidación de divisas en el cortísimo plazo. Su inconsistencia inter-temporal es más que visible: brinda cierto alivio en lo inmediato, a costa de reducir la liquidación en el mediano plazo, de alterar los incentivos a vender y generar conflictos dentro de las cadenas de valor.
La verdad “verdadera” es que, en este mundo de improvisaciones y perversos mecanismos, no se promueve la exportación y su liquidación al Banco Central. Porque para hacerlo se debe alentar la producción. No hay otra.
De esta forma, se tienta al tenedor de soja a especular.
La especulación es promovida desde la propia política económica, pues todos nos damos cuenta de que este mecanismo es simplemente una suerte, otra vez, de devaluación encubierta.
O, si se quiere, de devaluación parcial.
Por lo tanto, la percepción general es que la devaluación se aproxima, dado que el mismo Gobierno la establece de forma parcial.
El círculo vicioso está marchando.
El impacto monetario negativo, a consecuencia del dólar agro, es claro. Se agravaría todavía más la emisión y, por lo tanto, debería crecer la tasa inflacionaria.
El ritmo de incremento de los precios que navega entre el 105% y el 110%, seguramente terminará en más de 150%. Ello con una actividad económica que ha dejado de crecer. De hecho, el Banco Mundial, revirtió sus proyecciones a la senda contractiva,
Se estima que la emisión neta llegaría a cerca del 0,7% del PBI, únicamente por el dólar soja 3.
Ello obligará al Banco Central a esterilizar los pesos volcados. Y así aumentarían aún más los pasivos remunerados de este organismo. Más deudas…
¿Más inflación, entonces? Pocas dudas, al respecto. Acá está la gran pérdida.
A su vez, las medidas para las economías regionales no son un regalo, tampoco. El tipo de cambio diferencial traerá nuevas presiones en la inflación. Y afectará, nuevamente, el tipo de cambio oficial en el comercio exterior.
Es importante remarcar que la situación actual no es resultado, totalmente, de la sequía.
A ver si de una vez por todas caemos en la cuenta de que las políticas anti-agro son contrarias a los intereses de la Nación.
El golpe está empezando a caer sobre los eslabones aguas arriba y aguas abajo; los acopios, los servicios de transporte, la industria de maquinaria agrícola, la industria de la molienda y tantos otros casos están entrando en la crisis más grave que se recuerde. Y no hay colchón. No hay posibilidad de aplicar amortiguadores.
Hoy Brasil tendrá una producción de soja récord de 153 millones de toneladas, 23,5 millones de toneladas por encima del año anterior. Consecuentemente, pasará a ser el principal exportador mundial de harina de soja, dejando muy atrás a nuestro país.
El Gobierno se comporta como si no hubiese mañana.
Como bien lo expresara Luis XV de Francia: “Después de mí, el diluvio”.
Por Manuel Alvarado Ledesma | Docente de economía y de agronegocios
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