Por Fernando Vuelta – Director Comercializacion Granaria Agroeducacion
El adjetivo de cabecera entre aquellos que operamos y analizamos el mercado, es afirmar que este es muy volátil.
Tratando así de definir la vida cotidiana de un perro con mal carácter que muerde ante cualquier movimiento brusco o ante ninguno en ciertas ocasiones.
Si habría que buscar un ejemplo práctico que nos dibuje esa clase de comportamiento, quizás las últimas 17 ruedas contengan todas las características prácticas y ejemplos sobre como las expectativas y los desvíos de las mismas mueven montañas (de billetes).
En este corto lapso pudimos observar tres etapas de movimientos a saber.
Las primeras cinco ruedas tuvimos a los dos colosos de los granos gruesos en franca escalada, las apuestas giraban en torno a escasas lluvias y bajas reservas de agua para enfrentar la etapa crítica de definición de rindes. La canilla se había cerrado y ponía en riesgo la enorme cosecha esperada, con fondos vendidos el gran escape solo era hacia arriba. RALLY CON VELAS DE NO MENOS DE 5 DÓLARES DIARIOS HASTA LLEGAR A LOS VALORES DE FIN DE FEBRERO cuando aún no se conocían los informes de área o rindes estimados.
Segunda etapa y el retroceso, misma moneda otra cara. Los pronósticos de lluvia comienzan a asomar en las zonas críticas y a pesar de los malos estados de cultivos informados, monitores de sequía en llamas y opiniones de todos los colores sobre posibles mermas productivas, se produce la debacle. Toma de ganancias tan pronunciadas a la baja como lo fueron al alza, mucho más cuantiosas en maíz.
Última etapa, la más corta y violenta. El USDA informa un cambio en la composición del área sembrada en direcciones opuestas ganando superficie el maíz y perdiendo la soja. La reacción ante esta noticia lleva la soja cerca de sus valores máximos y hunde al maíz en los mínimos.
Una modificación de precios relativos totalmente anormal entre dos productos históricamente correlacionados por competencia de área y usos.
Esta anormalidad nos significará reajustar el GPS para decidir estrategias no solo de toma de precios sino también, dependiendo de su duración, de planes de siembra en nuestro ya castigado panorama presupuestario.
La existencia perdurable de relaciones maíz sobre soja entre 49 y 52% cambia rotundamente los cálculos de renta proyectada de ambos ya que la oleaginosa es clave en el cálculo del alquiler de la tierra para sembrar maíz. Este debe soportar todo el peso de la revaloración en su planilla de costos recibiendo un golpe en la línea de flotación, ya nada es lo que era…
Los caminos a tomar para dibujar alternativas de comercialización, mientras esta situación persista, deberán estar enfocados en la venta de soja en cualquiera de sus formas y en la compra de maíz. De esta manera seremos consecuentes con el desarbitraje ocurrido, maximizando el resultado de una corrección que eventualmente ocurrirá.
La tan temida volatilidad hoy convive con nosotros y no debería conducirnos a la inacción, siempre será mejor aceptar las reglas de juego, enfriar nuestro análisis y decidir en ese contexto.
Después de todo este es el barco que elegimos y nos guste o no, cada tanto hay huracanas que necesitan ser domados para llegar a buen puerto.
Por Fernando Vuelta – Director Comercializacion Granaria Agroeducacion