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El cepo, Alberto y la puerta giratoria

Por Salvador Di Stefano I Economista y Director de Agroeducación

Alberto Fernández, antes de asumir, dijo que había que sacar el cepo porque era como poner una piedra en una puerta giratoria. Hasta el día de la fecha, la puerta giratoria está cada vez con más piedras, la inversión está ausente, la inflación apunta al 50% anual, y los tipos de cambios múltiples acompañan esta suba.

La economía de Estados Unidos muestra un crecimiento muy importante, pero está basado en el gran paquete de estímulos que el Estado les proporciona a los individuos. El ahorro de las familias se ubica en el 15% del PBI y el patrimonio de los hogares llegó a niveles record. La pregunta obligada es, ¿en qué gastarán este dinero los ciudadanos? Problemas en la cadena de suministros, escasez de mano de obra para terminar bienes, aumento de los salarios y falta de mejora de productividad están generando una tasa de inflación más alta que la esperada.

El debate es si la suba de la inflación será transitoria o permanente, hay razones para pensar en que será transitoria, porque la oferta se está reacomodando con la apertura de la economía, sin embargo, si en Estados Unidos se extienden los beneficios a las familias, sin contraprestación alguna y en forma permanente, el problema inflacionario podría ser permanente. Esto afecta, por un lado, a la oferta de trabajo, lo que obliga a mejorar los salarios. Por otro lado, estos beneficios no cuentan con financiación genuina, lo que invita a un mayor déficit fiscal, que será financiado a futuro con más impuestos, emisión monetaria o más deuda.

Una mayor inflación a escala mundial beneficiaria a Argentina, ya que la ayudaría a licuar su deuda, por otro lado, si las materias primas que exportan logran colarse en el tren alcista, sería un combo perfecto.

Por el momento, el mundo muestra que la oferta y la demanda de soja y maíz está bastante equilibrada. Las próximas campañas podrían ser muy buenas en Estados Unidos y esto equilibrar las relaciones stock consumo. China e India no crecerían al ritmo de la década del 2000. Los países que más podrían crecer en el futuro inmediato serían México, Nigeria, Indonesia y Vietnam, en total suman una población de 700 millones de habitantes. China e India juntos suman 2.700 millones de habitantes. Con estos números es imposible esperar un súper ciclo de suba de las materias primas como en la década del 2000.

En este escenario Argentina necesita imperiosamente recuperar el crédito internacional. Si no obtiene financiamiento por el equivalente a U$S 10.000 millones anuales en los próximos 3 años, el gobierno de Alberto Fernández estará condenado a financiarse vía emisión monetaria y esto trae como correlato más inflación y tasa de devaluación.

En este escenario resulta complejo reactivar la economía con una tasa de inflación del 50% anual, alta presión tributaria y tipos de cambios múltiples.

Inflación: La única manera de frenar la inflación es tratando de financiar en forma genuina el gasto público. Si tomamos el balance de los últimos 12 meses, la brecha entre ingresos y gastos es de $ 1.170.000 millones, los ingresos solo financian el 84,0% de los gastos. Esta sería la primera brecha a cerrar. Como el 87% del gasto público son gastos sociales, por el momento parece una misión imposible. Si queremos bajar la inflación deberíamos trabajar para financiar la brecha de déficit con financiamiento genuino y no con aportes del Banco Central. Para lograr este paso deberíamos acordar con el FMI, algo que por el momento luce poco probable.

Presión tributaria: Los balances solo se ajustan en 1/6 de la inflación, esto implica que el impacto de una inflación del 50% hace que las empresas tengan costos a valores históricos y ventas a valor presente, lo que les genera una distorsión en la base imponible del impuesto a las ganancias. Hay muchas empresas que pagan más del 50% del impuesto a las ganancias por esta distorsión. Esto se puede morigerar haciendo planificación fiscal, pero no deja de ser una preocupación y una limitante para nuevas inversiones.

Tipos de cambio múltiples: Es imposible trabajar en una economía con tanta variedad de tipos de cambio y la alta volatilidad de los mismos. Esto afecta al costeo de las empresas, resulta más económico importar un bien final, que producir en Argentina con tanta diversidad de tipos de cambio que terminan distorsionando los costos de insumos y bienes finales. Sin resolver este problema la inversión seguirá estando ausente.

Conclusión

El mundo nos podría sonreír si nos enfrentamos a un escenario de crecimiento y mayor inflación mundial, esto licuaría nuestra deuda, podríamos ver una suba de los productos que exportamos y mejorar la balanza de pagos. No es un tema menor para un país que tiene una economía que desde el año 2017 cae todos los años y acumula una baja del 13,5% del PBI.

Los niveles de alta inflación se corrigen con una mejora en la financiación del presupuesto público, ya sea con financiación genuina o nuevo financiamiento externo. Ambas soluciones parecen un problema de difícil resolución en la actual coyuntura.

El virus de la inflación es el financiamiento del presupuesto público vía el Banco Central República Argentina (BCRA), sin una verdadera independencia en el manejo del BCRA será imposible bajar la inflación.

Bajar la inflación posibilitaría tener menor presión tributaria, sin embargo, se necesita una baja de impuestos para potenciar determinadas actividades ligadas a la exportación y que posibiliten una mayor generación de dólares.

Los tipos de cambio múltiples estorban, hay que eliminar el cepo lo más rápido que se pueda. Quedó en el recuerdo la frase del presidente que decía “el cepo al dólar es como poner una piedra en una puerta giratoria”, lo único que se hizo hasta ahora es, sobre la piedra que había, descargar una tonelada de piedras adicionales. Así es imposible que haya ahorro e inversión.

Por Salvador Di Stefano I Economista y Director de Agroeducación

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