Por Salvador Di Stefano | Analista Económico y Director de AgroEducación
Entre rumores y noticias, el mercado apunta a un posible desembarco de Sergio Massa al Ministerio de Economía para hacerse cargo de todo lo vinculado al área económica. Massa llegaría con fuerte respaldo internacional, así como también su llegada generaría expectativas positivas en el ámbito local.
En el mientras tanto, la todavía Ministra de Economía, Silvina Batakis, regresó de Estados Unidos y su visita al país del norte dejó sabor a poco. La representante del FMI reconoció las intenciones de la nueva ministra de alcanzar el equilibrio fiscal es pos de cumplir las metas pactadas con el organismo. De todas formas, para Argentina sigue siendo muy difícil cumplir con dichas metas.
Por otro lado, Batakis coincidió con diferentes administradores de fondos de inversión que el Banco Central República Argentina debería subir las tasas. Recordemos que uno de los pedidos del FMI había sido que la tasa de interés sea positiva contra la inflación. Esta sería la primera vez en mucho tiempo que el BCRA se anticiparía al anuncio de la inflación para tomar la decisión de subir la tasa. El Banco Central nos tiene acostumbrados a analizar el incremento de la tasa de interés después de que el INDEC da a conocer el dato oficial de inflación, situación que genera una reacción tardía por parte de la máxima entidad monetaria.
Durante esta semana que finaliza también se llevó a cabo la última licitación de deuda en pesos del mes de julio. Tal como se esperaba, el gobierno llegó a recaudar lo que necesitaba para cubrir los próximos vencimientos. De todas formas, el resultado fue positivo principalmente porque varias agencias del Estado, ANSES por ejemplo, tuvieron una participación activa y le simplificaron el camino al gobierno.
Cada mes que pasa, el escenario de desorden en el cual está inmersa la economía argentina se torna cada vez más complejo. El margen es más escaso para simplemente sentarse a esperar que el año próximo llegue. Si bien el contexto internacional continúa siendo adverso, las preocupaciones están dominadas por lo doméstico.
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), publicado por el INDEC, el cual permite anticipar las tasas de variación trimestral del PBI, informó un crecimiento interanual de 7,4% para el mes de mayo, con una contracción mensual de 0,3% en su medición desestacionalizada y una variación positiva, acumulada 5 meses, de 6,2%. La media de los analistas aún proyecta un tercer trimestre positivo, pero con cambio de signo para el cuarto trimestre de este año y todo el año próximo. Por tal motivo resulta llamativo que el Fondo Monetario Internacional, en sus últimas proyecciones de crecimiento mundial, haya mantenido las mismas estimaciones que en abril para Argentina, con un crecimiento proyectado de 4,0% para este año y de 3,0% para 2023. Por el contrario, esperamos que el PBI crezca a una tasa inferior durante este año, debido pura y exclusivamente al arrastre estadístico positivo que el año pasado dejó, mientras creemos que podríamos experimentar una contracción durante el año 2023.
En medio de este contexto, la industria manufacturera mostró, en junio, un avance interanual de 4,5%. La producción automotriz volvió a tener el mayor crecimiento entre todos los sectores que conforman la industria en general. Por su parte, el rubro de la metalmecánica recortó su ritmo de crecimiento. Al sexto mes del año se experimentaron mejoras en la refinación de petróleo y en las industrias metálicas básicas. Durante junio los bienes intermedios fueron los que principalmente experimentaron mejoras interanuales.
Durante el segundo trimestre, la producción industrial, según la medición con estacionalidad, avanzó 5,9% de forma interanual, encadenando 7 trimestres consecutivos de mejora, a partir del cuarto trimestre 2020, con la reapertura de la pandemia. En lo que respecta a la medición desestacionalizada, acumula 2 trimestres de mejora consecutiva. Este período de tiempo es lo mínimo que se necesita para empezar a hablar de una fase de expansión de la industria.
A pesar del crecimiento interanual de la industria en general, junio fue un mes durante el cual se generalizaron las restricciones al acceso a las divisas y hubo fuertes problemas logísticos derivados de la faltante de gasoil. Si bien el faltante de gasoil afectó a algunos rubros en junio, se espera que el impacto negativo sea mayor en julio.
A esto se le sumó que continúa el conflicto en el sector de la producción de neumáticos, lo cual empieza a complicar y mucho a la producción automotriz, la cual, tarde o temprano, seguramente deje de liderar el crecimiento de los sectores. De todas formas, hacia julio, por el efecto de paradas técnicas en el bloque automotriz un año atrás, la actividad industria seguramente muestre un avance gracias al efecto estadístico de comparación. Puede pasar que, si la industria automotriz sostiene el ritmo que viene teniendo en meses anteriores, podría crecer a una tasa del 50,0% interanual. Ese crecimiento podría compensar la caída de otros sectores.
Con respecto a la inflación, tema más que relevante y sensible para el gobierno de Alberto Fernández, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), mide la evolución semanal de los precios en la Ciudad de Buenos Aires. Según sus últimas mediciones estimaron que la inflación de julio en CABA sería superior al 8,5%. En lo que respecta a la Inflación Núcleo, es decir aquellos bienes y servicios que no tienen un componente estacional ni están regulados, se acercaría al 9,0%, mientras que los Estacionales al 13,0%. Con la mirada puesta en agosto, estiman que el piso de inflación sería superior al 6,5%.
Según los datos para CABA, los cuales podríamos extrapolar al resto del país, durante la primera y segunda semana de julio se experimentaron tasas de variaciones de precio muy elevadas para una semana, del 3,2% y 3,8% respectivamente.
Asumiendo que el índice general para el total país resulte menor a la inflación mensual de Capital Federal, experimentaríamos una tasa de inflación anual que se aceleraría por arriba del 70,0%, llegando al 80,0% para el mes de agosto. De cara a fin de año, si todo continúa por el sendero que viene, el escenario se perfila para una inflación anual de 95,0% para noviembre, con posibilidades de que sea más alta todavía en diciembre.
Estas proyecciones suponen una estabilización de la inflación mensual en torno al 6,0% a partir del mes de septiembre. Por más temporario y rudimentario que sea, se volvió inevitable algún programa de ajuste y estabilización.
En materia fiscal, vimos en junio una caída de los subsidios, lo que hizo que el total de gasto primario se haya reducido levemente. Esto nos demuestra que, aún con Guzmán a la cabeza del Ministerio de Economía, ya se estaba aplicando la idea de reducción de gasto público, plan que después vino a reforzar Silvina Batakis en sus primeras apariciones públicas. Por lo tanto, en junio, la estrategia Batakis ya se había puesto en marcha. Habrá que ver si el plan continúa o si el posible desembarco de Sergio Massa trae otro plan debajo del brazo.
En la medida en que el gobierno continúe postergando decisiones estructurales, y siga aplicando parches en vez de soluciones, seguramente seguiremos experimentando eventos macroeconómicos desestabilizantes.
Por Salvador Di Stefano | Analista Económico y Director de AgroEducación