Hector Tristan | Tristan y Asociados | Fuente: Horizonte A
El Ministerio de Economía al momento de escribir esta nota ha anunciado algunas medidas tendientes a morigerar el aceleramiento inflacionario de la economía, resulta difícil aceptar que a través de 70 años se ha insistido en implementar políticas que sobradamente han demostrado su fracaso, muchas de ellas por partir de supuesto que no existen en el mundo real.
Leía una nota publicaba en la Revista Convicciones, en el numero Julio-Diciembre de 2019 – The world at the edge of the abyss”, del cual tomamos parte del título de estas líneas.
Dicen los autores que: “Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha” (Víctor s/f). Con esta frase del escritor francés se da inicio al análisis del papel que está desempeñando el ser humano en el planeta. Un rol que parece estar mal planteado, puesto que el hombre el ser más evolucionado, en vez de brindarle un beneficio a su entorno se ha dedicado a extinguir la vida incluyendo a su misma especie, así mismo en complicidad de su conciencia ha llegado a contaminar el medio ambiente es decir a destruir su entorno como ríos, bosques, humedales, océanos e inclusive a llegar a perjudicar la atmósfera con basura espacial, la cual empezó a caer a la tierra una vez que chocan en el espacio con restos de grandes cohetes y satélites viejos.
Más adelante, afirman que: se ha hablado de recursos como el agua, el aire, los bosques, los Humedales, el suelo, pero a quién se afecta con esta contaminación será sólo al hombre, la respuesta es NO, estas especies corren peligro entre ellas el ser humano. Toda vez que estamos afrontando la séptima extinción masiva de la tierra.
Una de las recomendaciones contenida en el artículo es que::
- La primera solución es apoyar la revolución ambiental, utilizando energías renovables, sembrando árboles, exigiendo a nuestros dirigentes políticos más inversión al cuidado ambiental y así mismo que se realicen políticas públicas ambientales o leyes más estrictas contra aquellos que afectan el medio ambiente reciclando y participando en foros ambientales.
Podríamos parafraseando al autor francés decir que produce una enorme tristeza que los políticos no oigan a la sociedad argentina, la que se encuentra embriagada atravesada por una mezcla de desazón, desaliento, angustia y escasa esperanza de un futuro mejor.
La Argentina se encuentra cruzando una nueva crisis de una enorme dimensión y profundidad, otra más. Probablemente enfrente en los próximos meses “una recesión con inflación”, que será la décima desde el regreso de la democracia.
La declinación en todos los órdenes se ha iniciado y profundizado desde hace 70 años y, claramente se ha ido acelerando. Este será un año bisagra para el país, donde todos los argentinos tendremos la oportunidad de elegir a aquellos representantes que aseguren tener las herramientas idóneas para resolver nuestros problemas. Es muy importante que colectivamente no actuemos dando un paso adelante, no hay tiempo para proyectos inconsistentes, que solo apelen a lograr un impacto emocional con discursos cuya manufactura ha sido teniendo en cuenta lo que esperamos oír, lo cual incuba un altísimo riesgo.
Como se destaca en el artículo sobre el daño ambiental, aquí deberíamos decir que el país necesita tener reglas claras y estables, en un entorno ético y transparente.
Con premisas impostergables como: eliminar el déficit fiscal, recortar el excesivo gasto del Estado, respetar a la justicia en todos sus órdenes, darle la independencia a los organismos de la administración pública que deben gozarla por derecho propio, como por ejemplo el BCRA.
Si se aplica un programa riguroso, serio y estable, el país podrá comenzar a crecer de manera constante y beneficiosa para todos los que lo habitamos. El mismo deberá ser confeccionado con la premisa que Argentina puede cambiar y en sentido positivo, deben los políticos que se postulan para ocupar cargos públicos, elaborar y exhibir un plan integral, conteniendo todas las modificaciones que esta situación requiere, entre otros debe modificarse el origen del crecimiento del empleo, el cual en la última década aumento de la mano del Estado nacional y provincial y paralelamente decreció o se mantenía estanco en el sector privado.
Si reparamos en la situación fiscal, detectaremos rápidamente que el país tiene la carga tributaria más alta de la región y un nivel de cumplimiento bajo, según el diagnóstico que hizo el FMI poco tiempo atrás.
Por ejemplo en el caso del IVA por la alta evasión y las falencias de la administración tributaria, la Argentina se pierde de recaudar el equivalente a 3,5 puntos del PBI adicionales por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), según dicho reporte. El fisco recauda por IVA dos tercios de su potencial, debido a «la falta de una estrategia de gestión de riesgos de la administración de ingresos, un sistema tributario complejo (y) una larga historia de moratorias y percepciones de ineficiencias en el gasto».
El organismo continúa con un crudo diagnóstico sobre el sistema impositivo. Por un lado, el nivel de cumplimiento respecto del potencial ronda el 75% «muy por debajo de otros mercados emergentes y países de América Latina». Por el otro, «la carga fiscal de Argentina se encuentra entre las más altas en relación con sus pares regionales y de mercados emergentes, con una gran dependencia sobre impuestos indirectos». Estos (IVA y retenciones, entre otros) representan el 60% de la recaudación, mientras que los patrimoniales o directos suman el 20%.
Entre las «debilidades estructurales» que menciona, cita la «complejidad y volatilidad» de un sistema que recauda a tres niveles, desde municipios hasta Nación. «El sistema cuenta con más de 165 impuestos diferentes, muchos de ellos caracterizados por la gran dispersión de tasas y por regímenes especiales de asignación. Los cambios en la política tributaria son frecuentes, lo que aumenta los costos de cumplimiento».
Reproducíamos al principio de esta nota que “produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha”, podríamos reemplazar “naturaleza” por “sociedad argentina” y “genero humano” por “políticos argentinos”, y tendremos una excelente síntesis sobre el momento “bisagra” actual. Las alternativas son escasas: elegimos correctamente a nuestros representantes y estos utilizan sintonía fina para resolver todos y cada uno de los problemas del país, o nuestro futuro y el de nuestros descendientes estará definitivamente en peligro.