Opinión

El novillo, el que más sufre el “cepo” a las exportaciones

En los últimos 90 días, su precio se redujo 19%. En la caída de la hacienda no solo influyen las limitaciones al comercio exterior, sino también la debilidad del consumo interno.

Por Ignacio Iriarte I Analista del Mercado de Carnes

Fuente: LaVoz

En los últimos 90 días, el precio real del novillo cayó 19 por ciento, mientras que el precio promedio de todas las categorías en Liniers se redujo 10 por ciento.

Este retroceso está relacionado con la limitación de las exportaciones, pero también con la notable debilidad del consumo. Solo una baja pronunciada en la faena de novillitos (-15 por ciento) y de vaquillonas (-16 por ciento), contribuye a que la caída de los precios no sea mayor.

La ganadería argentina está facturando unos 10 mil millones de pesos mensuales menos que tres meses atrás por la venta de ganado para faena, y el país está resignando unos 100 millones de dólares mensuales de divisas.

Mientras tanto, los precios de la carne al mostrador, que subieron seis por ciento en mayo y ocho por ciento en junio, acusaron un leve retroceso (-0,7 por ciento) en julio y ahora en agosto acumulan una tendencia a la baja, pero muy lenta.

El tipo de carne que se ha prohibido exportar no sirve para hacer bajar los precios al mostrador de los cortes de novillito y vaquillona, que es lo que mide el Indec. El costo para la cadena de la carne es desproporcionado, pero el gobierno parece satisfecho con el efecto de las medidas y no haría cambio alguno en materia de exportaciones hasta después de las elecciones.

Este año, con el cambio de fase del ciclo ganadero, la faena se reducirá cerca de un millón de cabezas con respecto al año pasado, y la producción de carne caerá en unas 200 mil toneladas. Este faltante de carne contribuye a que el estrago no sea mayor.

Los precios reales del novillito (350-390 kilos) en Liniers, que eran un 40 por ciento superiores al promedio histórico (2005-2020) antes del cierre de las exportaciones, hoy están solo un 27 por ciento por encima del promedio. “La inflación desgasta, incesante”, diría Jorge Luis Borges.

BREVES

Por otro lado, hay otros factores clave que inciden en el negocio ganadero en este momento:

Sequía. El efecto negativo de la seca y las heladas sobre campos naturales, praderas y verdeos, que afectan a la recría y obligan en muchas zonas a retrasarla. Asimismo, esta sequía, combinada con un evento “La Niña” como se pronostica para la próxima primavera, demoraría los engordes y podría hacer caer o atrasar la preñez, debido al empeoramiento progresivo del estado de los rodeos de cría.

Precios. Hay una menor oferta de vacas, que se combina con un precio FOB de las hembras con destino a China que ha mejorado en los últimos meses. En cambio, se observa una caída pronunciada del precio del novillo “sin papeles”, que no le sirve a la exportación para la integración “Hilton-Israel-Brasil-China o mercado interno”, y que da una media res pesada difícil de vender en el mercado interno. El novillo es la categoría que más sufre la limitación de las exportaciones.https://ca04d5364670a7399c5d8064d8cec53e.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

En cambio, la invernada mantiene precios y demanda firmes. Se vende y se repone. La destrucción de la moneda contribuye a que el ternero de invernada se convierta en reserva de valor, independientemente de la rentabilidad que proporciona su engorde.

Pronóstico. La idea generalizada entre los operadores es que, por la seca, los precios y la menor ocupación de los corrales, la oferta de gordo en los próximos meses se mantendrá baja y los valores, firmes. Las elecciones pueden acentuar la preferencia del ganadero por el novillo o el ternero de invernada como reserva de valor. La elevada inflación y la incertidumbre trabajan para ello.

Terneros. De una zafra 2021 inferior a la del año anterior, un número mayor a lo habitual de ejemplares machos se ha destinado a campos de invernada “pastoril”, y una proporción también mayor de lo habitual de terneras ha ido a los feedlots.

Exportaciones. Están limitadas a un rango de entre 45 mil y 48 mil toneladas mensuales (res con hueso), que significan un 20 por ciento del total de la demanda. Son menos volúmenes embarcados, pero con mejores precios, gracias a un mercado internacional firme debido a serios problemas de oferta en Brasil, India, Australia y Argentina. Es otra oportunidad perdida para el país, que el año pasado exportó 900 mil toneladas y este año apuntaba a superar el millón.

Por Ignacio Iriarte I Analista del Mercado de Carnes

Fuente: LaVoz

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