Por Salvador Di Stefano I Director de Agroeducación
No sabemos si esta política será eterna, pero desde octubre que el gobierno vende bonos para calmar la sed de los inversores que buscan comprar dólares alternativos. Ni el súper cepo detuvo la demanda. La brecha bajó, pero es más alta que cuando Kicillof era ministro. Cómo sigue la película.
El escenario 2021 comienza a tener una metamorfosis producto de las medidas económicas adoptadas por el gobierno nacional, que si bien, tienen resultados positivos, no generan entusiasmo en los mercados.
En el mes de octubre, el Ministerio de Economía toma mayor control sobre el Banco Central, e implementa una serie de medidas que tienden a reducir la emisión monetaria, financiar el déficit fiscal vía endeudamiento en pesos y una venta de deuda en manos del Estado al sector privado. Todas estas medidas lograron que los dólares alternativos tuvieran una fuerte baja. El dólar MEP llegó a cotizar en $ 163 el 22 de octubre, el Contado con Liqui llegó a $ 181 y el dólar blue a $ 195. En la actualidad, todos cotizan entre $ 145 y $ 151, pero, lo más llamativo, es que estos valores están por debajo del dólar solidario que se ubica en $ 158,40.
Las medidas que se adoptaron no estuvieron relacionadas con una fuerte suba de la tasa de interés, o una mayor iliquidez de la plaza. Argentina tiene un cepo que no les permite a los inversores comprar dólares a través de canales tradicionales. Los inversores se hacen de dólares blancos comprando bonos, y en el sector informal o negro a través del conocido dólar blue.
El Ministerio de Economía tomó las medidas necesarias para darle liquidez al mercado de bonos, utilizó al Banco Central y la Anses como proveedores de bonos en el mercado, lo cual hizo que las cotizaciones comenzaran a iniciar un recorrido a la baja.
El Banco Central, con los dólares que recibe de las exportaciones, compra bonos y los vende en el mercado de capitales. Esta operación le deja ganancias siderales. Un sojero le vende al Banco Central dólares a $ 91, las retenciones van directo a Tesorería por una suma de $ 30. Con esos dólares, el Banco Central compra un bono en dólares, que luego pasa a vender en pesos a la suma de $ 145,50. De esta forma, el Banco Central gana pesos con la brecha, que son utilizados para bajar el pasivo del ente monetario.
El resultado de estas operaciones da como resultado que el Banco Central hace desde octubre que no muestra variación alguna en sus reservas, a pesar de haber realizado compras por un total de U$S 714 millones en 5 meses y 10 días. En octubre de 2020, las reservas eran de U$S 39.856 millones, y al 10 de marzo sumaban U$S 39.750 millones. Sin embargo, su pasivo que era de U$S 140.035 millones y descendió a U$S 136.991 millones.
Estas operaciones de compra venta de dólares, sumado a una baja en el stock de títulos disponibles en el Banco Central, más la venta de bonos por parte de la Anses, le dieron la liquidez necesaria al mercado para calmar el apetito de los inversores, a costa de perder la tenencia de títulos públicos a precios cada vez más bajos.
Los bonos de las deudas que se reestructuraron salieron al mercado a una cotización de U$S 53,00, las ventas del Banco Central y la Anses potenciaron la baja a niveles de U$S 35,00, fue el costo de financiar la compra de dólares a particulares.
El gobierno hizo un pase mágico, bajó el stock de deuda en manos del Estado y la transformó en deuda privada. La colocación de estos bonos se hizo a tasas extravagantes, en la actualidad el Bonar 2030 tiene una tasa de retorno del 21% anual, se vende a U$S 35, pero la particularidad es que este gobierno vende los títulos pero paga una mínima porción de intereses, quien tiene que hacerse cargo de altos vencimientos de capital e intereses es el que sigue en la cola y asuma en el año 2023.
La brecha que al 22 de octubre era del 110%, bajó a niveles de 60% para el dólar MEP, esto no se debe a mayor confianza, es oferta de bonos recientemente reestructurados en manos del Estado y que calmaron la sed de los inversores.
Desde que comenzó el año 2021 el Banco Central no recurrió a emisión para financiar al Tesoro, se financió con endeudamiento en pesos en el mercado doméstico, y ajustó el gasto público para que los números comiencen a cerrar. El ATP y el IFE desaparecieron de la escena nacional.
En el mes de marzo, opera el vencimiento del impuesto a la riqueza, y el Congreso comenzaría a tratar una ley impositiva que baje el impuesto a las ganancias a individuos y lo suba a empresas. También podría modificarse la alícuota de bienes personales.
El gobierno nacional aplicó tres recetas al mismo tiempo para calmar al dólar, a saber:
1) Procedió a liquidar bonos de la deuda pública recientemente reestructurada, para darle liquidez a los inversores que buscaban dolarizarse. De esta forma, la brecha bajó del 110% al 60%.
2) El Banco Central y la Anses vendieron bonos. En ambos casos con una doble función, bajarles la temperatura a los dólares alternativos, bajar el pasivo del Banco Central, y en el caso de la Andes, con los pesos, financiar al Tesoro.
3) El conjunto de estas medidas, más el ajuste de algunas partidas del gasto público y mayor presión tributaria, ayudaron a disminuir el déficit fiscal.
La actividad económica no refleja una mejora sustancial, no hay aumento en el nivel de empleo, y la suba de la recaudación obedece a los impuestos patrimoniales y los derechos de exportación e importación, mientras que los impuestos ligados al consumo como IVA Consumo, Seguridad Social e impuesto al cheque, aumentan muy por debajo de la inflación.
Conclusión
. – La Argentina muestra que la brecha entre el dólar oficial y los alternativos ha bajado notoriamente respecto a los máximos alcanzados en octubre del año 2020. Sin embargo, aún se ubica por arriba del nivel que tuvo entre los años 2012 y 2015.
. – La calma en el valor del dólar se debe a la venta de bonos en manos del Estado Nacional, y no por el efecto de mayor confianza en el gobierno.
. – El gobierno espera que a partir de marzo se produzca una lluvia de dólares de la cosecha, mientras las estimaciones de cosecha caen semana a semana por la sequía, sumado a la desconfianza del sector agropecuario, la lluvia de dólares podría transformase en una garua, lo que podría condicionar la cotización de los dólares alternativos en las próximas semanas.
. – Sin que lleguen inversiones que generen una mayor cantidad de empleo privado, es difícil que suba el consumo y reactiven sectores como el comercio, la construcción, industria, restaurant y hoteles. El sector del agro crecerá menos en el año 2021 porque la cosecha será inferior, aunque los precios sean más elevados.
. – El GPS del gobierno nos marca dólar oficial planchado, redoblar el esfuerzo para reprimir la suba de los dólares alternativos vía venta de bonos en manos del sector público y los precios no subirán porque le colocarán más controles. Esta represión para controlar precios y tipo de cambio busca un escenario de menor inflación a futuro, sin contemplar que, con menos oferta de productos, con una demanda constante, los precios son rebeldes a la baja. La gallega del GPS dirá RECALCULANDO, pero no sabemos qué hará el gobierno, insistir en el camino elegido no nos lleva al destino esperado. Ojalá recalculen y tengamos una mejora en el año 2021, hasta ahora la actividad está planchada.
Salvador Di Stefano I Director de Agroeducación