Por Ignacio Iriarte, Analista del Mercado de Carnes
Argentina produce unas 240 mil toneladas mensuales de carne vacuna. Hasta hace dos meses, consumía unas 165 mil, unos 44 kilos per cápita, el 69 por ciento de lo producido, y exportaba unas 75 mil, el 31 por ciento de la oferta total.
A partir de la limitación de las exportaciones, y bajo el supuesto de que la faena se mantendrá en los niveles actuales, se exportarán mensualmente unas 45 mil toneladas (el 19 por ciento del total) y se consumirán unas 195 mil, el equivalente al 81 por ciento del total. Equivale a unos siete kilos per cápita más que hace dos meses volcados al mercado interno.
Este volumen adicional, que se compone básicamente de vaca manufactura y conserva, y cortes del cuarto delantero de novillo, tendrá que ser vendido sí o sí a un mercado doméstico que en los últimos veinte años se ha sofisticado, y que muestra una clara preferencia por cortes de novillitos y vaquillonas livianos.
Se terminará colocando ese volumen –sólo es cuestión de precio–, pero causará un daño enorme en todo el mercado.
IMPACTO
La foto de hoy muestra a una exportación que reduce su actividad, tanto en días trabajados a la semana como en cabezas faenadas, y que se concentra en encontrarle una salida a las miles de toneladas de carne acumuladas en cámaras, en tránsito o en el puerto. También se trabaja en sacar de los containers que ya están en el puerto los cortes que el gobierno prohíbe exportar y que ahora obliga a vender en el mercado local.
Se compran menos vacas conserva y manufactura, y menos novillos pesados no Hilton, cuya oferta se ha ampliado enormemente en estos días al perder la habilitación para este cupo miles de campos en todo el país.
Al menos en el corto plazo, y hasta que el mercado local no desarrolle canales de comercialización para vacas conservas y novillos “sin papeles”, está muy complicada la venta en pie de estas dos categorías.
En el caso de la vaca, con la caída abrupta de su precio, está siendo demandada por invernadores a pasto y hasta por los feedloteros. En el caso del novillo entrepesado y pesado, hay que bajar mucho el precio de la media res para que sea aceptado por los carniceros, que buscan una carcasa más liviana.
CORRALES
Mientras tanto, el feedlot se favorece en estos días con la baja en el precio del maíz, pero el ternero de invernada no ha bajado y el precio del gordo liviano ha caído en las últimas semanas, como reflejo de un mercado sobreofertado de carne, y una demanda doméstica que se debilita mes a mes.
El número de animales encerrados sigue siendo inferior al de un año atrás, pero no alcanza una menor oferta a compensar una demanda débil. La hacienda liviana de consumo subió de precio por arriba de la inflación siete meses consecutivos (noviembre a mayo) y en algún momento esta suba tenía que finalizar.
El ternero continúa muy firme en medio del naufragio: los productores que tienen la plata en la mano, apenas venden gordo reponen en el acto. Y se vienen los meses de escasez estacional de invernada.
En este contexto, el gobierno estaría estudiando ciertas modificaciones en la reglamentación que regula las exportaciones de carne, cambios que permitirían que la reducción esperada en los embarques se limite al 30 por ciento con respecto al año pasado, y no el 40 por ciento como es hasta ahora.
Cabe recordar que el mercado externo sigue muy firme, lo que significa que es otra oportunidad que se desaprovecha. El año pasado se exportaron 900 mil toneladas y el ritmo de los primeros cinco meses del año marcaba una tendencia a embarcar en 2021 un millón de toneladas.
Pero eso ya es historia: la tendencia de acuerdo al nuevo régimen de exportaciones apuntarían a embarcar en los próximos doce meses unas 540 mil toneladas.