Por Ignacio Iriarte, Analista del Mercado de Carnes
El precio promedio de toda la hacienda en Liniers se ubica hoy 92 por ciento por encima de un año atrás.
La oferta de ganado no alcanza para las necesidades de la demanda y los precios no ceden. Las lluvias recientes, que beneficiaron a muchas zonas ganaderas, no han hecho otra cosa más que acentuar la restricción de la oferta.
La industria frigorífica enfrenta aumentos importantes de costos (salarios, energía, fletes), además de sufrir el mayor peso de los costos fijos por el menor uso de la capacidad instalada.
Matarifes y carniceros han reducido sus márgenes, porque no pueden trasladar los aumentos en el precio de la hacienda o de la media res. A eso se le agrega un sector exportador con mejores valores para los cortes que vende a China, pero con menores volúmenes embarcados; hay muchos negocios que con este precio de la vaca ya no cierran.
El feedlot, con una menor ocupación que otros años para esta época, está a la espera de que se reduzca o se modere esta relación adversa de compra venta (invernada/gordo).
La invernada, pese al incremento de la oferta con el principio de la zafra, sigue muy firme. El criador –veremos cómo acompaña el clima de acá en más– vende de forma escalonada, de acuerdo estrictamente a los gastos que enfrenta.
Sigue por parte de criadores y recriadores la “resistencia a la liquidez”: venden lo menos posible. El destete es menor y más liviano que el año pasado, reflejando la seca y el atraso en la parición de 2020, producto a su vez del pobre servicio de 2019.
La oferta de vacas es todavía baja por razones estacionales, y porque empiezan a aparecer indicios de reversión del ciclo ganadero. Hay una oferta limitada de novillos pesados, categoría doblemente afectada: por el atraso en las recrías a causa de la seca, y por las restricciones en el uso del maíz. Desde hace unos meses, en las playas de faena se ve mucho novillo falto de terminación.
En definitiva: oferta restringida, demanda de consumo que se resiste a bajar de los 45 kilos per capita, y demanda firme de una exportación “sobredimensionada”. Rentabilidad significativa para la cría y para la recría, rojo para el corral. El escenario es preocupante para la exportación, que tiene hoy el precio del novillo más alto de Sudamérica, pisándole los talones a las cotizaciones del ganado en Estados Unidos. La demanda externa está, la hacienda no aparece.
Costos
Frente a una inflación (medida por el Indec) que en los últimos 12 meses (febrero 2021/febrero2020) fue del 40,7 por ciento, el precio del novillito (de 350 a 390 kilos) en Liniers subió un 80%. Mientras que el ternero de invernada (de 180 a 200 kilos) se valorizó un 100%.
Pero, ¿cómo evolucionaron los costos ganaderos? Sólo la confección de un rollo (23%) y los salarios rurales (29,5%) subieron menos que la inflación oficial. Mientras que un grupo de productos veterinarios (dorarmectina, ivermectina, vacuna contra la aftosa, vacuna triple) subió entre 41 y 48%; el gasoil subió un 52%, una hectárea de silo de maíz (implantación, confección) un 56%, una hectárea de pradera 60% y una hectárea de verdeo de invierno un 64%. También por encima de la inflación subió el precio de una torre de molino (+51%), de un bebedero de chapa (+78%), de un poste de quebracho de 2,20 metros (+87%), o de una varilla de curupay (+86%).
Por último, bien por arriba del valor del novillito ha subido la cotización del alambre alta resistencia 17/15 (+121%), el maíz (+108%), la urea granulada (+109%) y el superfosfato triple (+99%). Parte de los aumentos más significativos responden a la reciente suba del precio internacional del petróleo (fertilizantes, combustibles), o a la suba de los productos siderúrgicos a nivel mundial (alambres, bebederos, molinos).