Granos y alimentos: ¿revolución de precios tras la baja de retenciones?
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Por Monica Ortolani – Consultora de empresas
En esta columna nos ocupamos de dar respuestas a los interrogantes surgidos ante la baja temporal y opcional de los derechos de exportación según el Decreto 38/2025, y que fueron planteados en mi columna anterior (1).
¿Qué revolución de precios se está dando? ¿Cómo está afectando a los bolsillos de los productores y “Doña Rosa”?
¿Cuánto realmente está llegando a los bolsillos de los productores?
En la siguiente tabla se calculan las variaciones de las diferentes cotizaciones por tonelada respecto al 23/01, día previo a los anuncios de flexibilización de derechos de exportación.
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Podrás decirme: «no pueden quejarse los productores, por su soja disponible cobran $18.500 más de no existir el decreto.» Mirando el vaso medio lleno es cierto. Mirando el vaso medio vacío, para la cosecha nueva, sólo llega un 43% de la mejora esperada (recordemos nuestro cálculo estimativo de +U$s28 por tonelada). Hoy la soja mayo/25 debería cotizar a casi U$s 309. El premio que ya venían pagando los exportadores fue absorbido por la baja de derechos de exportación.
No obstante, el mercado se fue sincerando con los días. El primer día de vigencia sólo llegaba el 37% de mejora.
Respecto a trigo y soja el diferencial respecto a aquella mejora estimada de U$s 6 (U$4 y U$s 2 respectivamente) se origina por mejoras del mercado y no por efecto de retenciones.
¿Cómo está afectando al bolsillo de Doña Rosa y la mesa de los argentinos?
En nuestra columna anterior, nos anticipamos a los reclamos que podrían llegar desde la cadena, ya que un aumento en el mercado local de los granos, terminaría haciendo responsable a los productores agrícolas, del aumento de los principales alimentos en la mesa de los argentinos, ya que son insumos claves en la nutrición animal, además del impacto en alquileres que tiene la soja.
Así, la industria láctea argumenta que el aumento en los costos de producción, “por el incremento en los precios del maíz y la soja”, supera el beneficio de la baja de impuestos, reduciendo la competitividad de las exportaciones y presionando los márgenes de ganancia de los productores. La situación se agrava por la caída en el consumo interno de alrededor del 10% en el 2.024, que deberá absorber una mayor producción sin la posibilidad de compensarlo con mayores ventas al exterior.
Los productores avícolas y porcinos reclaman una reducción de las retenciones en sus sectores para compensar el aumento de sus costos. Además que denuncian la distorsión fiscal del diferencial de IVA en inversiones y la comercialización de sus productos frenando inversiones por 150 millones de dólares, tal lo manifestó Agustín Seijas, director de la Federeción Porcina en nota de Nicolás Razzetti en Bichos de Campo (2).
Si bien es real el impacto comparativo “con y sin efecto baja temporal retenciones”, el análisis requiere mayor perspectiva y profundización. Buceemos entonces.
¿Cuánto variaron los alimentos en el 2024?
Tomemos los valores comparativos que constan en los informes de enero 2024 y 2025 del INDEC (Instituto de estadísticas y Censos) e índice de precios origen destino (IPOD) de CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa).
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Como se puede observar, los alimentos crecieron porcentualmente hasta 13 veces más que los los granos necesarios para producirlos.
Considerar, que a los productores agrícolas les han aumentado los costos, al igual que a los demás actores de la cadena, con el agravante de los riesgos de mercado y climáticos a los que se ven expuestos. Así, su margen de maniobra para protegerse de los riesgos de mercado y su propia inflación, son más acotados.
¿Cómo se actualiza el análisis con el efecto retenciones?
En la siguiente table se actualiza la variación interanual de los granos al 31/01/2025 y 2024, manteniendo constante el valor de los alimentos.
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Lo expuesto refleja, respecto a la variación de los granos, que de permanecer constantes el valor de los alimentos, igualmente habrían aumentado hasta 6 veces más en el caso de los farináceos (respecto a trigo), y hasta 3,6 y 2,3 veces respecto a maíz, en leche y huevos.
Sin embargo, tengamos en cuenta que el índice de precios al consumidor anual fue del 118%. Sólo la leche lo supera con un 135%, el pan se acerca con un 104% y el huevo con un 88%.
Las carnes vienen muy rezagadas respecto al resto de los alimentos y la inflación general, con aumentos entre 50% en el caso del cerdo y 56% en el pollo. No acompñaron ni la mitad de la inflación general.
¿Qué quiero reflejar con esto? Que si te asustás en la carnicería sólo es por un leve reacomodamiento de precios relativos.
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Los números hablan por sí solos. Que te sea de utilidad si tenés que explicar por qué aumentan las carnes. Aunque para quienes transforman granos y comunican, también observen la distorsión de precios a la que se enfrentan los productores agrícolas.
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Conclusión
En conclusión, el análisis demuestra que los alimentos han experimentado incrementos significativos en comparación con el valor de los granos, previos a la baja de retenciones.
Productores y nuestra “Doña Rosa” – haciendo referencia al periodista Bernardo Neustadt – cautivos de las propias distorsiones en la cadena, y de un sistema fiscal asfixiante para todos los actores.
Los productores se enfrentan a costos crecientes, riesgos de mercado y climáticos, que limitan su capacidad de defenderse.
Doña Rosa, aunque más tranquila se desorienta cada vez que se enfrenta a una góndola y puede poner menos productos en su bolsa. Ciertos alimentos como la leche han superado al índice de precios al consumidor, mientras que las carnes muestran aumentos mucho menores en comparación con la inflación general.
Nos seguiremos enfrentando al desafío, de la revolución que representa el ajuste de precios relativos en el mercado alimentario, dejar de buscar responsables y sentarnos a la mesa, “a la americana”. Por que la verdadera re-EVOLUCIÓN estará en las conversaciones y comunicación que nos atrevamos a generar.
Monica Ortolani – Consultora de Empresas
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