Ingresos Brutos, el efecto cascada y su fuerte impacto en el Agro
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Ramiro Montes – Contador Público y Magister en administracion de empresas
El Impuesto sobre los Ingresos Brutos es un tributo provincial que se aplica sobre las ventas y se determina mensualmente como un porcentaje de las mismas. Cada provincia regula con total autonomía el tributo y establecen alícuotas por actividad, tratamientos especiales, exenciones y rangos de facturación.
En la práctica este impuesto es muy cuestionado por su acumulación en las sucesivas etapas de comercialización, es un tributo altamente distorsivo y arcaico, y su elevado aumento de la presión fiscal está generando fuertes pérdidas de eficiencia sobre la actividad económica. Tiene un efecto cascada, y por ejemplo en el caso de la carne, puede llegar a representar un 10 % del valor final del producto, una locura total. Esto tiene que ver con que no es solo una alícuota final, sino que en todo el proceso, un producto o servicio va sumando ingresos brutos.
En estos últimos días este tributo provincial ha generado controversia en provincias claves para el agro como Santa Fe y Córdoba, ante el reclamo de sus gobernadores por la reducción de retenciones (que finalmente se dio, en principio de manera transitoria) y la réplica del gobierno nacional, específicamente el ministro de economía Luis Caputo, quien manifestó “Todavía no hemos visto una provincia reducir Ingresos Brutos, sin lugar a dudas, el peor impuesto que una economía puede tener. Al contrario, muchas lo subieron y a niveles aberrantes”, cuestionó el ministro.
Sin dudas, los impuestos provinciales tienen una alta incidencia para la economía y sobre todo, para las producciones del agro.
En los últimos 15 años se expandió este impuesto, a raíz de reformas escalonadas que determinaron que hoy IIBB participe del 75% en la recaudación de las provincias, cuando en 2002, lo hacía en un 58%.
Si bien en algunas provincias, la actividad agropecuaria está exenta del pago de IIBB, el productor termina absorbiendo ese impuesto cuando compra insumos, contrata servicios de flete, servicios agropecuarios, de acopio o cualquier otra transacción. Ante este contexto totalmente adverso para el productor, las provincias deberían pensar primeramente en bajarlo gradualmente hasta su desaparición definitiva.
A continuación, te mostramos la gravabilidad en el agro de este impuesto en la provincia de Santa Fe:
Si bien la producción agrícola está exenta en Santa Fe, la venta al por mayor y menor de agroquímicos, fertilizantes y semillas paga el 2 %, los servicios agrícolas tributan la alícuota general es decir el 4,5 % ( con la estabilidad fiscal la alícuota baja al 3 % ) y los servicios de acopio están gravados al 5%, como observamos la exención para el productor no es tal, ya que todos los servicios a los cuales el productor recurre en un campaña agrícola están gravados y se trasladan , sin dudas, al costo de su empresa agrícola. A todo lo descripto hay que agregar que la alícuota general es del 4,5 % sobre los ingresos brutos.
En Córdoba es aún mayor la carga fiscal ya que la producción agrícola está gravada y tributa 0,5 % sobre el total de ingresos.
Además es importante remarcar, que al analizar la carga fiscal sobre el agro a nivel provincial, es esencial considerar tanto el Impuesto sobre los Ingresos Brutos como el inmobiliario rural y hasta las tasas que cobran los municipios y comunas. Ambos con incrementos importantes y excesivos en el último tiempo.
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Conclusión:
Las provincias recurren a impuestos distorsivos y tasas para recaudar, no adaptándose a una política fiscal de control del déficit y racionalidad tributaria. El Impuesto sobre los Ingresos Brutos es la principal fuente de ingresos de las provincias, y al ser de fácil recaudación, produce un efecto de “engolosinamiento recaudatorio” para el fisco provincial, difícil de desprenderse, modificar y/o eliminar.
Como vimos anteriormente produce efectos altamente distorsivos para la economía, ya que el impuesto se acumula etapa tras etapa, potenciando los costos como así también los precios de venta.
Los gobernantes deben entender que ingresos Brutos no es solo una alícuota final, sino que en todo el proceso, un producto o servicio va sumando ingresos brutos.
Si bien representa una fuente importante de financiamiento para las provincias, su estructura y aplicación implican desafíos significativos para las empresas.
Se necesitaría una reforma integral del sistema tributario y de coparticipación federal para equilibrar las necesidades fiscales de las provincias con la competitividad y sostenibilidad del sector agrícola.
Ramiro Montes – Contador Público y Magister en administracion de empresas
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