Por Salvador Di Stefano | Director de AgroEducación
Altos niveles de inflación y devaluación a un año vista. El dólar mayorista se proyecta por encima de $ 800 y dólar blue más alto que $ 1.000. La nominalidad asusta, pero está dentro de lo posible.
El dólar futuro, al mes de abril del año 2024, nos muestra una cotización de $ 747, lo que implica una tasa implícita del 233,2% anual. A primera vista luce elevada, pero si analizamos con perspectiva lo que puede ocurrir con la llegada de un nuevo gobierno, tal vez nos quedamos cortos.
La Argentina muestra un manifiesto atraso cambiario, que no hace competitivo al país. Los importadores y exportadores quedaron atrapados por el cepo.
Los exportadores tienen un tipo de cambio irrisorio, entre retenciones y cepo pierden de un 50% a un 60% del valor a recibir.
Los importadores no consiguen ingresar mercadería, cuando logran que lo habiliten, lo que importan lo pagan entre 90 y 180 días, con lo cual cargan al costo un dólar futuro con una tasa entre el 120% y 180% anual más caro. Terminan cargando al costo todas estas incertidumbres y algo más. La historia termina con productos importados que se venden al valor del dólar blue.
Si los exportadores quedan fuera de mercado porque no hay rentabilidad, y los importadores ante la escasez suben los precios de los productos importados, el resultado es una recesión, con inflación y falta de dólares que termina afectando las posibilidades electorales del oficialismo.
Los escenarios políticos comienzan a ser determinantes para realizar proyecciones económicas. En la oposición está la propuesta de la dolarización de la economía, que realiza un gran aporte a la confusión general. La dolarización no es un punto de partida, sería más razonable debatir y apostar por un programa económico que ajuste los precios relativos de la economía, logre equilibrio presupuestario y le de un marco legal y jurídico a la nueva economía para, más tarde, analizar si es posible o no una dolarización de la economía. Por otro lado, los aportes de ideas económicas de junto por el cambio no son muy claros, nadie sabe si harán un gran ajuste económico, re perfilarán la deuda en pesos, sacarán el cepo en forma inmediata ni cómo financiarán la transición entre la asunción y el momento que lleguen los dólares de la cosecha, que llegan en los meses de marzo a mayo del año 2024.
El gobierno entrante asumirá en diciembre, encontrará pocos dólares en la caja de seguridad (reservas) y muchos compromisos por enfrentar (se viene posponiendo el pago de importaciones por la friolera de U$S 15.000 millones). Casi como un club de futbol, el presidente que llega encuentra las arcas vacías, la deuda por la compra de jugadores es elevadísima, hay primas sin pagar y se tomaron a cuenta los derechos de televisación. La única solución es conseguir un Maratea para la economía argentina.
No debemos descartar que el próximo gobierno, a la hora de asumir, tenga que tomar medidas excepcionales, como una gran devaluación, ajuste de precios en la economía, buscar equilibrio presupuestario y aumento de tasas para contener la suba de precios en la economía.
Pensar que la inflación del año 2024 será inferior a la del año 2023, es pensar que el gobierno que viene aplicará una política gradualista, algo que es imposible que suceda ya que no hay capitales para financiar dicha aventura.
Desde nuestro punto de vista la inflación en el año 2024 podría ser superior a la del año 2023, porque cualquier ajuste de precios relativos, modificación en la tasa de retenciones y adecuación del tipo de cambio a valores reales nos llevará a tasas de inflación superiores al 200%.
El próximo gobierno tendrá, en primer lugar, el reto social ya que tiene que revertir altos niveles de pobreza e indigencia. En segundo lugar, un reto fiscal, ya que el déficit fiscal actualmente es superior al que teníamos durante la pandemia. En tercer lugar, un reto de crecimiento, la Argentina muestra un nulo aumento de la productividad, esto implica que no están dadas las condiciones para un crecimiento muy importante a largo plazo. Para revertir esta baja productividad argentina debe lograr atraer inversiones en un marco de menos impuestos a la actividad productivas, un tipo de cambio competitivo y ofrecerles a los inversores reglas claras de largo plazo, que le permitan ganar dinero, algo que muchos políticos no se animan a decir.
Conclusiones
. – No deberíamos sorprendernos que, en los próximos 12 meses, la inflación escale a niveles superiores al 200% anual, el dólar mayorista pueda alcanzar valores en torno a los $ 800 y el dólar blue supere la barrera de los $ 1.000.
. – Todo esto es manejable si el gobierno realiza un duro ajuste presupuestario y toma medidas de alcance social que atemperen el shock de medidas que se pongan en marcha a partir de diciembre.
. – No hay ingreso de dólares importantes en la economía hasta los meses de marzo a julio del año 2024, por lo tanto, el próximo gobierno deberá conseguir apoyo exterior para lograr un puente de financiamiento hasta que las exportaciones agrícolas se realicen. Cabe recordar que, para que lleguen dólares de la cosecha 2023/24, desde agosto en adelante, debería llover en la Argentina.
. – Muchos se sorprenden cuando se lanzan las cifras de una posible inflación del 200% anual, o un dólar mayorista en torno de los $ 800 y un dólar blue por encima de $ 1.000, pero no nos debería sorprender la nominalidad de los números. Lo preocupante es la herencia que está dejando este gobierno, el que gane no podrá hacer un plan gradualista, tendrá que ser un plan relámpago, que se materialice en las primeras 100 horas, no en los primeros 100 días.
Por Salvador Di Stefano | Director de AgroEducación
Forma parte de AgroEduación