Liquidez, paritarias, cierre de importaciones y patapúfete
Por Salvador Di Stefano | Analista Económico y Director de AgroEducación
Las ventas de soja a $ 200 no se vehiculizaron a dólar billete, buena parte del dinero está en cuentas bancarias o fondos de inversión. ¿Qué pasará con el dólar?
El mercado, después de la venta masiva de soja a un dólar de $ 200, mostró algunas particularidades muy importantes:
. – El campo argentino en 9 meses del año 2022 exportó por un total de U$S 33.817,3 millones, cifra récord que supera en U$S 1.000 millones todo lo exportado en el año 2021.
. – Los que vendieron soja no se apuraron en invertir el dinero. En el sistema financiero hay depósitos por $ 15,7 millones, que representan un aumento del 86,3% respecto un año atrás. Mientras que en dólares hay un total de U$S 17.514 millones que es un 8,3% menos que un año atrás. Esto implica que el productor no depositó dólares en el sistema, se quedó en pesos.
. – El dólar MEP o bolsa pasó de $ 284,78 al 31 de agosto de 2022 a cotizar $ 300,82 el 30 de septiembre, esto revela que no hubo una compra masiva de dólares en el mercado. En igual período de tiempo el dólar blue bajó de $ 295 a $ 292, ni siquiera el dólar informal se movió durante la venta extraordinaria de soja.
. – Muchos productores se quedaron en el sistema aprovechando la cuenta chacarera, en donde los pesos depositados se actualizan por el valor del dólar mayorista.
. – Los plazos fijos en pesos suman $ 7,1 billones, en el último año aumentaron el 99,5%, esto denota que mucha de la soja vendida fue a colocaciones en pesos a 30 días de plazo.
Contra todas las críticas que muchos le hacen al campo, hemos asistido a una venta de U$S 8.120,3 millones que, a un dólar promedio de $ 180 (venta de soja a $ 200 y otros productos $ 150), generó un monto en pesos de $ 1,5 billones, y no generó una estampida en el precio del dólar, más bien el dinero quedó en el sistema financiero, no sabemos si esperando para despegar a nuevos destinos, o si quedará por mucho tiempo en pesos depositado en los bancos.
Argentina, con una inflación que se proyecta en el 100% anual, tiene a un sector económico como el agro que, con su comportamiento, apuesta por el peso (¿?).
Desde nuestro punto de vista, no deja de ser un problema tanta liquidez en el sistema sin un destino específico, cualquier crisis derivada de la política que lleve inquietud al sector podría generar una salida de fondos de los bancos, con destino a otros activos generando una suba de precio en la economía, o un sostenido aumento del dólar.
Por ahora y solamente por ahora, de los $ 1,5 billones que cobró el campo, podríamos estimar que la mitad se colocó a plazo fijo en pesos, y que el resto está colocado entre la cuenta chacarero y fondos de inversión de corto plazo, a la espera de una colocación más pensada.
Cartera de inversión corta
La cartera de inversión es muy reducida para un inversor conservador como el hombre de campo. No abundan instrumentos de inversión en dólares con una tasa de interés atractiva. Hay muchas ofertas de obligaciones negociables, ya sea bajo ley extranjera o nacional, con vencimientos cortos que muestran rendimientos entre el 4% y 10% anual en dólares.
Los bonos soberanos de Argentina cotizan a niveles bajísimos, con paridades que van del 18% al 24%, y con rendimientos del 30% al 50% anual. Hay que tener mucho estómago para comprarlos, pero si fueran a una reestructuración futura, no hay mucho dinero por perder en el largo plazo. La incertidumbre que genera el actual gobierno es difícil de medir, juegan al solitario y se hacen trampa, así no capturan la atención de ningún inversor.
Los bonos en pesos a un año de plazo rinden el 108,2%, vencen antes de las elecciones legislativas. Una letra a 71 días de plazo rinde el 111,0% anual.
Una letra ajustada por inflación a 71 días de plazo rinde inflación menos 1,2% anual. Un bono que ajusta por inflación como el Bonte 2023 con vencimiento al 13 de agosto del año 2023 rinde inflación más 3,15%, también vence antes de las elecciones.
Hay otras alternativas como bonos duales o bonos que ajustan por dólar oficial, pero no lucen tan atractivas, dado que a corto plazo pagan tasas muy negativas.
El bono de la provincia de Córdoba lo podés comprar en pesos, pero es en dólares y paga renta en dólares rindiendo el 7,14% anual, paga amortización y renta trimestral y vence el 27 de octubre del año 2026, para la media de los inversores nuevos, esa fecha es el largo plazo.
Las acciones están muy en precio, pero son muy volátiles y muchas veces no son del agrado del inversor conservador. Cuando Mauricio Macri dejó el gobierno las acciones de YPF valían U$S 9,82 y hoy valen U$S 6,92. El que apueste por un retorno de la oposición al poder, debería ver en esta acción potencial, pensando que cuando asumió Macri en el año 2015 estaban en U$S 16,65.
Alguien dirá que no son buenos indicadores, pero hay que tener en cuenta que en el año 2015 el petróleo estaba en U$S 37,0, en el año 2019 en U$S 61,06 y en la actualidad U$S 86,44. Para pensarlo.
Conclusiones
. – El sistema financiero está muy líquido, si el productor sigue dejando el dinero en pesos en los bancos, corre el riesgo que la inflación creciente le termine quitando poder adquisitivo al dinero que depositó.
. – Un plazo fijo rinde el 75% anual, y si reinvertís la renta en un año podrías obtener el 107,0% anual. Comparado con el dólar, para terminar igualado un plazo fijo y el dólar MEP en un año vista, el dólar debería estar por debajo de $ 600.
. – La falta de inversión, la suba de salarios a niveles del 100% o un porcentaje mayor, y el cierre de las importaciones generan un cóctel explosivo de cara a los meses que vienen, en donde el índice de inflación podría ubicarse por encima del 7,0% mensual.
. – En este contexto, todos los caminos nos conducen al dólar, pero probablemente en lo inmediato, un resultado fiscal positivo en septiembre y el desembolso del FMI la semana próxima, demoren el despegue en materia de precios, sin embargo, ir comprando a los valores actuales es una verdadera ganga, máxime pensando que un año podría estar por encima de $ 600.
Por Salvador Di Stefano | Analista Económico y Director de AgroEducación