Sin inversión y alto gasto social, consecuencias de la falta de un plan
Por Salvador Di Stefano I Economista y Director de Agroeducación
El déficit fiscal es de $ 1,6 millón de millones, se financia mayoritariamente con emisión monetaria, genera alta tasa de inflación y devaluación del peso. El balance cambiario nos dice que pueden faltar dólares en el segundo semestre. Los negocios deberían trabajar más con dinero de terceros que con capital propio.
Las cuentas nacionales, en los últimos 12 meses, nos muestran un déficit de $ 1,6 millón de millones. Lo positivo es que los ingresos subieron el 56,1% (empujados por dos anabólicos, los derechos de exportación y el impuesto a la riqueza), mientras que los gastos aumentaron el 41,2%.
El gasto público argentino suma U$S 80.857 millones, de los cuales U$S 66.233 millones son gastos sociales (prestaciones sociales, salarios y subsidios), unos U$S 4.617 millones son gastos en infraestructura y U$S 10.006 millones es el funcionamiento en general del Estado. Vale aclarar que el gasto del Estado propiamente dicho luce bajo, al igual que el gasto en infraestructura. Sin embargo, los gastos sociales se llevan el 82% del gasto total.
Una rápida mirada de estos números nos permite validar porqué no tenemos rutas, puentes y edificios públicos en decadencia ya que no tenemos dinero para mantenerlos, remozarlos o hermosearlos.
La crisis social que vivimos obligó a que la Anses se hiciera cargo de muchos programas sociales. Desde dicho organismo se lleva asistencia a 13 millones de personas, como el dinero no alcanza se utilizan recursos públicos para afrontar el déficit de dicho organismo.
El déficit de $ 1,6 millón de millones es financiado en un 66% por el Banco Central, que procede a realizarlo vía emisión de dinero sin respaldo a través de Adelantos Transitorios o Transferencia de Utilidades. El 34% restante se financia a través de la Tesorería tomando financiamiento en pesos del mercado de capitales local.
El dinero que emite el Banco Central luego debe ser absorbido por el organismo, si el dinero quedara en la calle y pasara a formar parte de la base monetaria, los precios podrían aumentar notablemente y podríamos caer en un escenario de híper inflación. El Banco Central absorbe este dinero vía colocación de leliq y pases, dentro del Banco Central la deuda en dicho concepto suma $ 4,2 millón de millones, y por ello se pagan intereses por $ 1,05 millón de millones, que sería el déficit cuasi fiscal del Banco Central.
Si al déficit fiscal de la Tesorería, que es de $ 1,6 millón de millones, le sumamos el déficit cuasi fiscal del Banco Central que suma $ 1,05 millón de millones, el déficit total es de $ 2,65 millón de millones.
Los ingresos genuinos de la Tesorería suman $ 6,8 millón de millones y los gastos más los intereses de la Tesorería y el Banco Central suman $ 9,45 millón de millones (lo llamamos Gasto Totalísimo). Esto implica que solo el 72% de las erogaciones tienen un financiamiento genuino.
Este es el motivo por el cual Argentina tiene una alta inflación y devaluación, nuestro gasto suma $ 7,8 millón de millones y, en concepto de intereses, pagamos $ 1,63 millón de millones, así es imposible salir de esta encerrona financiera.
Muchos analistas económicos piensan que hay que bajar el gasto público, pero a la hora de observar los números, vemos que el gasto en mantenimiento del Estado e infraestructura son apenas el 18% del gasto total.
Argentina necesita a la brevedad comenzar a generar ingresos genuinos, para ello necesita imperiosamente que aumenten los niveles de inversión. Según el último dato del PBI, el 79% está compuesto por gastos de consumo y estatal, mientras que solo un 15% es inversión. Las exportaciones son un 17% y las importaciones el 14%.
Los países que crecen tienen una inversión del 25% del PBI y las exportaciones deberían ubicarse en torno del 30% del PBI. En la Argentina, si no crece la inversión, en los años 2022 y 2023, el PBI no podrá crecer más del 2%.
Para que crezca la inversión debería aumentar el ahorro, y esto transformarse en financiamiento para el sector privado. En la Argentina, de cada $ 5,00 que se destinan a la actividad financiera, $ 4 van al Estado y solo $ 1 al sector privado. Otro camino a explorar, es dar beneficios fiscales para que los argentinos traigan capitales del exterior, pero para lograrlo debería cambiarse la actual estructura tributaria que es muy nociva para las empresas.
El camino de la exportación luce mucho más sencillo, pero el gobierno está obsesionado en atrasar el tipo de cambio, lo que perjudica el precio de nuestros productos en el exterior. Durante todo el año 2021 la devaluación fue inferior a la tasa de inflación, y eso nos genera una desventaja competitiva muy importante. El sector de la carne tiene frenadas exportaciones, con lo cual la falta de divisas se profundiza y deja al descubierto las debilidades cambiarias de nuestro país, ya que en la última jornada el Banco Central tuvo que salir a vender U$S 150 millones de reservas para alimentar las necesidades del mercado cambiario.
En los primeros 6 meses del año, la mayor cantidad de dólares ingresó por la balanza comercial que tuvo un saldo positivo de U$S 10.562 millones, por Inversiones Extranjeras Directas entraron U$S 354 millones, mientras que en el concepto préstamos emigraron del país U$S 3.155 millones, la balanza de turismo fue negativa en U$S 715 millones, y el atesoramiento privado también fue negativo en U$S 200 millones. Claramente hay un problema de oferta de dólares, sin embargo, en este escenario el Banco Central compró U$S 6.456 millones gracias al balance comercial y al buen precio de la soja.
Conclusiones
. – Para la segunda parte del año, los ingresos fiscales carecerán de anabólicos, no hay ningún impuesto extraordinario para recaudar, los altos precios de la soja ya no están y quedan menos cantidades para exportar.
. – El gasto público está llamado a subir, ya sea por los efectos colaterales de la crisis sanitaria o bien por el escenario electoral.
. – El déficit fiscal es alto, pero podría ser más elevado, lo que invariablemente nos llevaría a un mayor déficit fiscal y cuasi fiscal, lo que traería aparejado una mayor emisión y sus consecuencias no deseadas.
. – El balance cambiario nos dejará menos dólares en las reservas, y esto se ha comenzado a notar en el mercado. Comienzan a observarse faltantes de productos importados, el dólar es un bien escaso y el súper cepo se consolida.
. – Déficit y emisión son la antesala de inflación y devaluación.
. – Las recomendaciones son cuidar los ahorros, es más importante tener mercadería en el negocio, que vender sin tener presente que a futuro el bien que vendemos puede escasear, y probablemente lo vendido no lo podamos reponer.
. – Los inventarios deben ser muy eficientes, una economía que no permite ajustar los balances por inflación, no invita a tener altos stocks
. – Trabajar con dinero de terceros es mejor que hacerlo con capital propio, tomar financiamiento hace de escudo fiscal para pagar menos impuesto a las ganancias. Trabajar con capital propio es apostar por la descapitalización de la empresa. Es muy loco, pero sucede solo en Argentina, con una inflación del 50% y una devaluación que año a año es superior a esa marca.
Por Salvador Di Stefano I Economista y Director de Agroeducación