Por Clarin Rural
El final de ciclo de la soja se ve afectado fundamentalmente por enfermedades como la mancha marrón, el tizón de la hoja y mancha púrpura de la semilla y la mancha en ojo de rana. Si bien estas patologías afectan todas las zonas sojeras, la prevalencia de una u otra depende de las condiciones de manejo del cultivo y las características de la zona.
Aunque en la mayor parte del área agrícola el problema es la falta de agua, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en diferentes zonas del NOA y NEA se registraron abundantes lluvias y la condición húmeda favorece al desarrollo de enfermedades.
En el 2017, el 90% de los lotes monitoreados en el norte de la provincia de Buenos Aires también presentaron síntomas de mancha marrón y no hay que olvidar que todas las variedades sembradas son susceptibles a esta patología.
Las enfermedades de fin de ciclo se inician en el último período del cultivo y se relacionan con los patógenos presentes en el cultivo y latentes en el rastrojo, y las condiciones ambientales: como lluvias frecuentes, horas de mojado foliar y temperaturas medias.
“Cuando hay características ambientales predisponentes, la mancha marrón afecta hasta un 15% del rinde”, advirtió Lucrecia Couretot, fitopatóloga del INTA Pergamino. En el caso de la mancha en ojo de rana, que se genera en áreas sojeras cálidas y requiere de temperaturas altas y humedad, las pérdidas pueden alcanzar hasta un 30%.
“Con la aparición de estas enfermedades, es importante la aplicación del fungicida, pero principalmente el uso de nuevas mezclas que son mucho más eficientes en el control”, recomienda Couretot, al mismo tiempo que destaca tener en cuenta permanentemente la eficacia de control del fungicida a utilizar, la calidad de aplicación y el seguimiento adecuado del cultivo.
Además, en zonas de estrés hídrico como en el norte y centro de la provincia de Buenos Aires, es primordial protegerse ante las adversidades climáticas con fungicidas, ya que las enfermedades están latentes. Al presentarse condiciones climáticas predisponentes, se expresa el complejo de final de ciclo que afecta tanto hojas como peciolos, tallos, vainas y calidad de semillas, reduciendo el rendimiento potencial del cultivo.
El beneficio potencial de la acción de los fungicidas en el rendimiento de soja depende de la cantidad de lluvia registrada en el intervalo de R3 a R5, pero el momento preciso de la aplicación dependerá del ambiente y las lluvias durante dicho período crítico. Dependiendo de las condiciones ambientales, la aplicación de fungicida podría realizarse en R3, R4 o R5. En estos casos, el aumento de rendimiento promedio se ve reflejado entre 200 a 600 kilos por hectárea.
Entre los fungicidas que hay en el mercado, desde la empresa Basf recomiendan utilizar mezclas y principios activos con diferentes mecanismos de acción, como por ejemplo Opera. En las últimas campañas, la compañía alemana sumó un producto en base a una triple mezcla (Orquesta Ultra), compuesto por tres ingredientes activos que actúan en distintos sitios de acción.
“Su formulación le permite ingresar a la planta y distribuirse en el interior fácilmente, logrando mayor eficiencia de control y entregando más días de protección”, destacó Juan Pablo Migasso, gerente del Cultivo de Soja de Basf.