Economía

Tiempo de estar alertas a las oportunidades comerciales

Por Hernán Fernández Martínez – Clarín Rural

Aunque los precios están quietos por el fin de la cosecha estadounidense, la época suele ofrecer subas por la reacción de los fondos especulativos a las tendencias climáticas en Sudamérica.

La semana que pasó recibimos un informe mensual más del USDA, y como todos los diciembres, fue un reporte con cosecha concluida tanto para soja como para maíz en Estados Unidos. En este caso, como era esperado por muchos, recibimos un reporte que no generó grandes cambios. De hecho, sobre la oferta estimada desde Estados Unidos no hubo modificación alguna ni en maíz ni en soja, aunque se reportaron leves modificaciones sobre las demandas; hacia arriba en maíz, de la mano del incremento de uso para etanol, y hacia abajo en soja de la mano de una reducción en el volumen de exportaciones estimadas.

El resumen del informe podría ser; “nada ha cambiado sustancialmente en el país del norte”. Y vale la pena recordar que esto significa que Estados Unidos sigue estando bastante ajustado en su balance de oferta y demanda de soja -aunque se viene agrandando la oferta más que la demanda durante las últimas cuatro campañas-, mientras que por el lado del maíz, y en términos de balance de oferta y demanda, no sólo se viene agrandando la oferta durante los últimos cinco años, sino que hace cuatro años que los números permiten interpretar que “sobra maíz en Estados Unidos”. Esto genera consecuencias también sobre el resto de los productos utilizados como forrajeros en el mundo, particularmente en trigo y cebada.

Ahora bien, en esta época del calendario suele pasar que en términos de precios de nuestros productos entramos en una tensa calma, mientras los ojos de los analistas de fundamentos se van posando sobre los grandes productores de Sudamérica y el clima, por estas latitudes, comienza a hacerse protagonista. La realidad, en este aspecto, indica que los suelos de la pampa húmeda siguen pidiendo agua aunque la percepción de esa realidad aún parece no haber llegado a Chicago. De hecho, durante los últimos siete días los fondos especulativos han vendido posiciones sobre la mayoría de nuestros productos: 4,5 millones de toneladas en soja; 4,7 millones de toneladas en maíz y 5,3 en trigo.

Ante esta realidad, desde la mesa de decisiones comerciales de nuestras empresas la sugerencia firme es ajustar el tablero de control comercial para disparar alertas cuando volvamos a tener los precios que muchos dejaron pasar hace pocos días y, por otro lado, “abrir a la suba los productos de cosecha nueva que ya hemos vendido en forward”. Esto último significa utilizar las herramientas simples que tenemos a mano para capturar posibles subas que todas las campañas nos regalan en algún momento desde la siembra hasta la cosecha. Esto último, llevado a la práctica es “comprar calls (opciones de compra) sobre cada tonelada que ya hayamos vendido”.

Hace más de una década que nos toca andar a las vueltas por el país en contacto con tomadores de decisión de empresas de producción y acopios de distintas regiones, escalas y edades, y es muy agradable observar cómo, de a poco, se van rompiendo algunos paradigmas instalados en las cabezas como: “eso no es para mí, yo no soy empresario”; “no tengo tiempo para eso, vender antes de cosechar es una timba” o “¿para qué? Si hace tres generaciones que vendemos así y nunca nos fundimos”. Sólo sugerimos recordar aquella frase de un tal Charles Darwin: “No es la especie más fuerte la que sobrevive ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”. Y vaya si nuestras empresas se encuentran expuestas al cambio permanente en el siglo 21.

A seguir atentos y pragmáticos. Aun queda mucho por vivir en esta campaña que recién comienza.

¡Buena semana!

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