Todo para iniciar la expansión del “stock” ganadero
Por Ignacio Iriarte, Analista del Mercado de Carnes
En marzo el ritmo de faena diario se ubicó un 10 por ciento por debajo de igual mes del año pasado. Esta menor oferta coincide con una demanda de consumo que se resiste a bajar de los 45 kilos per capita y una exportación urgida de ganado para satisfacer la demanda china, que demanda volúmenes muy altos y precios FOB que han mejorado un 13 por ciento desde principios de año.
El escenario muestra una menor oferta, demanda muy firme y precios para el ganado que han avanzado en términos reales un 40 por ciento desde octubre último, y que ahora sostienen mes a mes el avance logrado, al subir igual o más que la inflación.
El alto costo que tiene el maíz y la seca han atrasado las recrías y la terminación del ganado, y el feedlot, si bien está encerrando más, está lejos todavía de sus niveles de producción habituales.
Si no se presenta un “cisne negro”, se pronostica un año con buenos precios para la cría y para el gordo, con una demanda que desborda a una oferta, que en 2021 podría ser un cuatro a cinco por ciento inferior al año anterior.
Ciclo
Hay algunos indicios de cambio de fase en el ciclo ganadero. Primero, una menor extracción del rodeo y una menor faena.
Parte de esto es circunstancial, por el menor uso del maíz y el efecto de la seca sobre la producción de forraje;también proviene de una menor faena de hembras (vaquillonas y terneras) y parte proviene además de las recrías más largas de machos y hembras, que en el corto plazo se ausentan de la oferta para faena.
Los precios del gordo son en términos reales 46 por ciento más altos que el promedio de los últimos 15 años y los precios del ternero de invernada superan en un 42 por ciento el promedio del mismo período.
La oferta ganadera también se recorta, porque si bien los feedlots se van repoblando, su oferta todavía será 15 a 20 por ciento inferior a lo normal por varios meses. Los precios son compensatorios, la seca se ha cortado en la mayor parte del país, y el productor puede financiar el crecimiento de sus rodeos con ingresos bien superiores a la media histórica.
La faena ha subido por cuatro años consecutivos (2017-2020), por arriba de las posibilidades del stock, determinando caídas en las existencias ganaderas en 2019 y 2020.
La reducción de las existencias a fines del año pasado podría ser mayor a lo esperado.
Una oferta limitada, por la caída del stock, por el menor número de terneros logrados y por una retención incipiente de hembras, encuentra una demanda de consumo que se resiste a bajar de los 45 kilos, y una exportación rehén del notable aumento de la capacidad instalada lograda en estos últimos cuatro años.
Los precios son buenos, la oferta tardará en recuperarse, el volumen de carne es insuficiente; todo está dado para que se inicie un proceso de crecimiento en el stock ganadero, liderado como siempre por los criadores.
La amenaza de algunos funcionarios -desmentidas a su vez por otros- de cerrar las exportaciones, no alcanza a enfriar las buenas expectativas, pero pone una luz amarilla en el “tablero de control”.