Por Marcelo Artal | CEO y Cofundador de Hedgit
El campo rara vez ofrece tregua. Promediando el invierno y con la cosecha gruesa prácticamente terminada, el productor agropecuario comienza a proyectar la próxima campaña y la peripecia habitual de sortear costos y calcular márgenes renueva su ciclo, dando lugar a la incógnita que suele definirlo todo: ¿qué pasará con los precios?
La pregunta carece de respuesta para quienes no ensayamos la futurología. La trayectoria de los precios agrícolas depende fundamentalmente del volumen global de oferta, sujeto a factores climáticos y eventos geopolíticos de muy difícil pronóstico. El devenir, después de todo, es incierto hasta para el más el más audaz de los analistas.
Lo único que conocemos a ciencia cierta es el pasado, esa base informativa que bien procesada aporta experiencia y pragmatismo a la hora de tomar decisiones. Las estadísticas bajo ningún punto de vista garantizan el éxito, pero ayudan a aproximarlo a partir de la perspectiva.
Si observamos las últimas 10 campañas de soja, en 6 de ellas el precio en cosecha fue superior al observado a principios de Julio del año anterior. A priori, este dato nos ofrece dos nociones fundamentales a la hora de planificar la venta de la cosecha:
- Suele existir una leve tendencia alcista en la trayectoria de los precios.
- El riesgo de que los precios caigan es alto (40%).
La primera observación sugiere tener paciencia, mientras que la segunda alerta del riesgo que se asume al no vender. En la síntesis dialéctica entre uno y otro concepto se haya la esencia misma del trading: el costo de oportunidad entre cubrir el riesgo y especular. Cada vez que vendemos, resignamos la posibilidad de capturar un margen mayor si ascienden los precios; y si no lo hacemos, asumimos el riesgo de ceder rentabilidad hasta eventualmente perder dinero.
Los escenarios extremos de pérdida y ganancia suelen ser azarosos y mejor explicados por hábitos lúdicos que por prácticas de venta profesional. Quienes mejor venden sus cosechas en el tiempo no son aquellos que aciertan pronósticos arriesgados de alza o caída de precios, sino los que optimizan el mencionado costo de oportunidad, neutralizando la asimetría existente entre perderlo todo y ganar un poquito más.
La incertidumbre es parte del negocio y aceptarla es la llave de la sustentabilidad económica de largo plazo. Carecer de un plan de venta de cosecha se asemeja a la deriva sin brújula: llegar a destino dependerá exclusivamente de la suerte. Hoy la tecnología permite poder planificar la comercialización de los granos sin necesidad de que el productor entienda de mercados o tenga que dedicarle tiempo. Quienes hacemos Hedgit aspiramos a que la gran mayoría de ellos lleve un asesor virtual en el bolsillo que les permita vender la cosecha con el mismo nivel de competitividad con que la producen.
La inteligencia artificial está democratizando el conocimiento en todas y cada una de las cadenas de valor, permitiendo que los usuarios finales tengan acceso a herramientas sofisticadas de manera simple y a bajo costo. En el Agro, ya no hace falta que los productores aprendan las complejas dinámicas del mercado para vender bien, porque simplemente pueden llevar un experto en el bolsillo.
Por Marcelo Artal | CEO y Cofundador de Hedgit | http://hedgit.ai
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