LOS CLIMAS QUE AMENAZAN
Por Ing. Marianela De Emilio Docente de Agroeducación
A la dramática amenaza del clima por el avance del evento “La Niña”, se suma el clima político argentino, donde se habla de diálogo y se ejecuta con oídos sordos.
El gobierno de turno siembra incertidumbre comercial ante las acciones de cierre de registros de exportación de maíz por los primeros dos meses del año, y la memoria de medidas tomadas entre el 2008 y 2015, que llevaron a la producción de maíz más baja de los últimos 25 años en 2009, con una cosecha de 13 millones de toneladas, y a la menor superficie sembrada de los últimos 15 años, lo que se repite con trigo, cereal que en las campañas 08/09 y 12/13 alcanzó a cosechar 8 millones de toneladas, los volúmenes más bajos de los últimos 40 años, y las superficies de siembra más bajas de la historia de este cereal en Argentina. De manera que, la historia demuestra como este tipo de medidas, condiciona al mercado de granos, especialmente a los más sensibles y necesarios en el mercado interno, al punto de afectar las decisiones productivas futuras, que buscaran evitar asumir riesgos que se sumen a los climáticos, que llevarían a producir a contra margen, es decir, con rentas negativas.
El fundamento para cerrar el registro de exportaciones de maíz entre enero y febrero 2021, fue el de proteger el suministro de maíz local, a fin de que no falte maíz para las producciones directamente ligadas al mismo. Veamos en cuestión de volumen donde estamos parados, y comparemos con lo ocurrido el año pasado a igual fecha:
- Al 30/12/2020 la exportación acumula compras de maíz 19/20 por 37,7 millones de toneladas, mientras la industria acumula 4,7 millones, en suma, hasta fin de año se habían hecho compras por 42,4 millones de toneladas, lo que representa el 85% de la cosecha 19/20. El saldo a comercializar resulta en 7,6 millones de toneladas.
- Al 30/12/2019 la exportación había comprado 38,8 millones de toneladas de maíz 18/19, mientras la industria había comprado 4,8 millones de toneladas, en suma, se había comercializado un total de 43,6 millones de toneladas, el 91% de la cosecha 18/19. El saldo a comercializar fue de 4,4 millones de toneladas.
Estos números nos hacen dudar respecto al fundamento de evitar falta de maíz hasta la nueva cosecha, ya que el saldo es superior al del año pasado a igual fecha. Pero veamos cómo fueron las ventas entre enero y febrero los últimos dos años, para deducir el posible peligro de falta de mercadería por las compras a realizar estos dos meses.
- Entre el 25/12/2019 y el 26/02/2020 la exportación compró 1 millón de toneladas de maíz 18/19, y la industria 1,2 millones, es decir, entre ambos compraron esos dos meses 2,2 millones de toneladas. Si recordamos que el saldo a fin de año era de 4,4 millones, entonces iniciaron marzo 2020 con un saldo de 2,2 millones de toneladas de maíz 18/19, cuando arrancaba la cosecha de maíz 19/20.
- Entre el 26/12/2018 y el 27/02/2019 la exportación compro 1,85 millones de toneladas y la industria 1,16, es decir, entre ambos compradores, en estos dos meses de verano, compraron 3 millones de toneladas de maíz 17/18, previo al inicio de cosecha del nuevo maíz, en esa campaña. El saldo a fin de 2018 fue de 5,1 millones de toneladas, es decir que iniciaron la cosecha con un stock de 2,1 millones de toneladas de la cosecha anterior.
Es decir que, con un saldo de 7,6 millones de toneladas, deberían venderse volúmenes muy por encima de lo normal de parte de la exportación, para generar desabastecimiento interno, en un momento del año en que Estados Unidos, principal exportador de maíz del mundo, sigue vendiendo activamente su cosecha 20/21, es decir, es muy poco probable que Argentina venda un volumen que supere 1 o 2 millones de toneladas, mientras la industria local, difícilmente necesite más de 1 o 1,5 millones de toneladas.
El fundamento que salió a relucir, cuando los volúmenes golpeaban la racionalidad de esta medida, fue el de lograr un desacople entre los precios internacionales y locales, a fin de evitar un efecto inflacionario sobre productos de la canasta básica alimentaria, como leche, huevos y carnes. Repasemos entonces los precios internacionales y locales de este cereal, así como su impacto en los alimentos.
Cotizaciones de maíz al 08/01/2021:
- Chicago continuo: U$S 196/TN
- FOB Golfo de México: U$S 242,6/TN
- FOB puerto de Buenos Aires: U$S 251/TN
- Pizarra Rosario: U$S 199/TN según la conversión desde un valor de $16.950/TN
- Valor teórico Ministerio de Agricultura: U$S 203/TN según conversión de $17.263/TN
Según los precios de exportación (FOB), los precios locales son más de U$S 8/TN por encima del precio de exportación de Estados Unidos, lo que no debiera alentar a comprar en nuestro país en el corto plazo, cuando descontamos retenciones y gastos de embarque al precio de exportación, tenemos una capacidad de pago de casi U$S 210/TN para el productor local, mientras el Ministerio de Agricultura publica una capacidad teórica de U$S 203/TN, y la oferta de precios real, según la pizarra de Rosario, equivale a U$S 199/TN.
Es cierto que los precios internacionales y locales tuvieron fuertes subas los últimos meses, agravadas en el mercado local por la devaluación de nuestra moneda, que lleva a diferencias proporcionales tan grandes, que causan errores de interpretación hasta en analistas que en teoría entienden del tema, cuanto más al público en general. Basta con mencionar que el maíz convertido a Dólares pasó de valores promedio de U$S 120/TN entre abril y junio 2020, a promedios de U$S 190/TN en diciembre 2020, suba de casi 60% en Dólares, y comparar la misma suba en PESOS, que paso de un promedio de $8.350/TN entre abril y junio 2020, a $16.344/TN en diciembre, una suba de casi 96%. De manera que, la coyuntura local, hace más grave para el mercado interno las subas internacionales, lo que no debiera solucionarse desde un ajuste de quienes producen, ya que sus costos están dolarizados, y su costo de vida está afectado también por las mismas dificultades inflacionarias y cambiarias que el resto del país.
Por último, documentos desarrollados por investigaciones de mercado y cadenas de valor, demuestran como el costo del maíz, usado como materia prima de la industria, la producción láctea y cárnica, no supera el 10% del valor final al consumidor, mientras la carga impositiva representa el grueso del costo final de los bienes de consumo. Por tanto, si se genera un efecto de recorte de precios de esta materia prima, por cierre de exportaciones, no impactaría significativamente el precio final de los alimentos, pero si deberían desgravarse impositivamente los mismos, para tener realmente un impacto en los precios finales de venta.
El lunes comenzará un paro de comercialización por 72 hs., convocado por tres de las cuatro entidades gremiales que representan al sector agrícola argentino, el gobierno tiene en la mesa de negociaciones, informes que avalan la ineficiencia de medidas tales como el cierre de exportaciones. Trasciende la voluntad de ambas partes, gobierno y sector agrícola, de dialogar en pos de llegar a acuerdos virtuosos, que no pongan en riesgo las decisiones productivas de la campaña 20/21, y que sumen a equilibrar en parte algunos indicadores macroeconómicos como la inflación. En el mientras tanto, el cierre de registros de exportación de maíz sigue vigente, y el paro agropecuario también.
Conclusiones: La reacción del sector agrícola tiene el condimento del pasado, que amenaza con ser parte del futuro 2021, por lo que, con números a la vista, es fundamental elevar el modo escucha de ambas partes, para no repetir historias que solo destruyen mercados, fuentes de trabajo y lo peor de todo, el desarrollo del país. Que la experiencia sirva para no tropezar siempre con la misma piedra, negociaciones duras e inflexibles, que solo llevan a no acuerdos, y a perjudicar a quienes pretenden ser defendidos por la administración de turno y por los proveedores de alimentos.
Recordar, además, tranquera adentro, que los precios internacionales actuales son excelentes, pero los rendimientos locales de soja y maíz, aún son inciertos, con el clima que sigue amenazando con lluvias erráticas, y el clima político enrarecido. En esta incertidumbre, las herramientas comerciales siguen ahí, al servicio de estos escenarios para cubrir valor.